HISTORIA DEL PUEBLO AFROCOLOMBIANO - PERSPECTIVA PASTORAL CAPITULO 10 EXPERIENCIAS SIGNIFICATIVAS AFRO Misioneras de la Madre Laura (1917)
MISIONERAS DE LA MADRE LAURA (1917) La Beata Laura Montoya fundadora de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, nace en Jericó, Antioquia y es educada en el ambiente racista de su época (1874-1949). Sin embargo, encontramos en su Autobiografía experiencias de acercamiento y valoración a representantes del pueblo negro, como también la comprobación de la situación de marginación y de pobreza que no dudó en fundar algunas casas misioneras entre afrocolombianos y en recibir en la Congregación jóvenes de este grupo étnico. Desde 1968, la Congregación, con una visión ad gentes se proyecta al continente africano, donde hoy se tienen 5 casas misioneras en Kionzo, Kinzundu, Lukala, Kinshasa de la República Democrática del Congo y Noki-Angola; en Colombia se hace presencia en Buenaventura y Puerto Merizalde (Valle), Villarrica y misiones esporádicas en Cajibío (Cauca), Noanamá (Chocó), Vigía del Fuerte y Turbo (Antioquia), Uré (Córdoba), Cartagena (Atlántico). Como expresión de opción radical por el grupo más pobre entre los pobres, en 1989 se realiza un fundación en Astorga, República Dominicana y finalmente en 1999 en Haití. Entre los datos que nos muestran el proceso que se dio en la Madre Laura en su acercamiento al pueblo afroamericano encontramos los siguientes: La Providencia de Dios se manifiesta Gregorio el panadero: En 1906 la maestra Laura sufre la
calumnia, la persecución y el rechazo de la
sociedad medellinense, como consecuencia de la novela "Hija espiritual" escrita
por el Dr. Alfonso Castro. Se retiran todos sus amigos y conocidos y queda con su
madre y hermanos con dificultades hasta para conseguir el pan de cada día, en
estas circunstancias nos cuenta en su Autobiografía:
"Un día se apareció en la casa un
hombre negro, con los pies hinchados que apenas parecía que podía andar. Creímos
que pediría limosna; pero ¡era el Ángel de Dios!
Me dijo: Misia Laura, ¿usted porque no pone una
panadería?" Entre dudas y temores la maestra se deja ayudar por Gregorio y él le construye el horno, le trae los materiales y luego se encarga de vender el pan. Cuando ya está instalado el negocio, muere Gregorio y Laura hace la siguiente interpretación:
Fundación de una Casa Misionera en el Palenque de Uré Después de las fundaciones en Dabeiba, (1914) Rioverde, El Pital, Murrí y Chontaduro entre los indígenas Katíos del Departamento de Antioquia, la Madre Laura se desplaza hasta Uré, Departamento de Córdoba, para realizar la sexta fundación de la naciente congregación. En la Autobiografía narra todos los inconvenientes del viaje y la incomprensión de varios eclesiásticos. El viaje comprendió muchas escalas, de Cartagena a Calamar en tren, de allí hasta Magangué en una confortable embarcación, de Magangue hasta Ayapel en una gasolina o buquecito que había empezado a surcar el San Jorge. En Ayapel tuvo noticias de la realidad de Uré:
Laura y su compañera siguen su viaje pensando que ubicadas en Uré, mientras esperan a los indios, pueden apoyar a la población negra. Aún les faltaban varios días de viaje y pueden comprobar que navegar por el río San Jorge era una aventura que sólo realizaban arriesgados comerciantes en canoas de remo, vendiendo sus productos por las riveras del río. Las dificultades del camino, la falta de oportunidades de los ribereños preparan el corazón de las misioneras para entender que el Señor las llamaba a trabajar y conocer una nueva cultura. La descripción que hace la Madre Laura de Uré tiene una gran importancia histórica pues nos ubica en el proceso vivido por los palenques:
Una Religiosa afrocolombiana entre las Cofundadoras de la Congregación: En el año 2.000, con motivo del Jubileo, el Boletín Informativo Caminando Juntas publica un Homenaje a las diez primeras Cofundadoras, el grupo que inicia el noviciado canónico el 1 de enero de 1917 en Dabeiba, cuando la Madre Laura emite sus Votos Temporales y la experiencia misionera se constituye en congregación religiosa diocesana. El número siete de este grupo le corresponde a la Señorita María de los Ángeles Hernández Yépez de Robledo, Antioquia, de ella dice la crónica congregacional:
En la Congregación recibió el nombre de María Santa Zita, y al hablar de ella varias Hermanas reconocen que su testimonio de vida atrajo valiosas vocaciones a la Congregación por "el espíritu de oración y unión con Dios que poseía... inspiraba respeto a cuantos la contemplaban". Todos los trabajos que realizaba los hacía con amor y alegría. En el año de 1964 la traen a la enfermería de Medellín, bastante delicada de salud pero "llena de amor a Dios, de cariño y paciencia", muere el 10 de mayo de 1971 a los 99 años de edad, ganándose el título de Cofundadora de la Congregación por su fidelidad y testimonio de vida. Carta de la Madre Laura sobre una misionera afrocolombiana y el Seminario Etiópico de Roma En el Archivo de la Arquidiócesis de
Popayán reposan algunas cartas de la Madre Laura a Monseñor Maximiliano
Crespo y a otras personas. No nos debe extrañar el lenguaje propio de la época sino
la intuición de que también el pueblo
negro tiene derecho a un espacio en la Iglesia como en la sociedad. Entre las cartas
nos interesa la siguiente, dirigida a una religiosa de otra Congregación:
"Antioquia, 7 de abril de 1935. Muy
amada Sor María de Inmaculada Hoyos.
Mucho me alegra que quiera... la raza negra... Entre negros puros tenemos unas tres casas y he podido apreciar lo que es su orfandad, pero alégrese porque esa
pobre raza comienza a redimirse con el Seminario etiópico que tiene el Santo Padre en el
mismo Vaticano, es numeroso y son todos de color satín, ya se han ordenado varios y
me tocó oírle la misa en rito armenio al
primer Obispo de aquél seminario, antes de salir
para Albania.
Era conmovedor ver al Prelado aquél,
rodeado de Monseñores blancos que le servían como a un rey, celebrar el Santo
Sacrificio y la Santa Hostia tan blanca lucía
en aquellas manos negras como si estuviera engastada en azabache hermosamente
en el momento en que mostraba la Sagrada forma al pueblo, según el rito armenio.
Le ofrecí al Señor recibir en la
Congregación una negra de pura raza africana para
que Él nos permitiera trabajar con los pobres negros.
Ya tengo la hermana Profesa porque al
llegar de Roma se me presentó la
oportunidad de cumplir la promesa, ha resultado una
y muy buena... Acompaña a las hermanas en las excursiones y enseña muy bien el
catecismo y los cantos. En la Misión en
dónde está la acatan como a las demás
hermanas; se llama María de la Sagrada Familia.
Fue formada por las Misioneras en Uré y
desde que tenía doce años o quizás menos
hacía su voto de castidad de año en año. ¡Ya
ve, querida mía, como en esa pobre raza hay
almas de elección! Mucho le pudiera
referir de esto pero ya el tiempo se me
agotó...Laura de Santa Catalina" Por ser un Instituto internacional
entendemos que no faltan las limitaciones propias de la convivencia entre diversas
culturas, pero la intuición de la Madre Laura y
la reflexión contínua en la riqueza de
la diversidad han permitido que hoy, entre las mil misioneras que integran la
Congregación, se cuente con 16 religiosas
afroamericanas y 14 africanas y que la Pastoral africana, afroamericana y caribeña
se constituya al lado de la Pastoral
Indígena y Urbano-marginalizada en opción
de la proyección misionera para toda la
Congregación. HERMANAS FRANCISCANAS MISIONERAS DE JESUS Y DE MARIA (1957) Las Hermanas Franciscanas Misioneras de Jesús y de María, son un Instituto autóctono colombiano, nacido en Potrerillo, Valle el 15 de agosto de 1957. El Espíritu Santo que animó a la Madre Berenice Duque a fundar este Instituto Misionero, donde las jóvenes, preferencialmente las de etnia negra, pudieran entregarse a Dios en la vida consagrada y a participar de la acción misionera de la Iglesia en su propio medio, con su propia gente, para anunciar el mensaje de salvación y prestar servicio humilde e incondicional entre los más necesitados. Todo a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo y en conformidad con el Espíritu de San Francisco de Asís y Madre Berenice, con proyección AD- GENTES.
En el año 1984, las Hermanas que integraban esta Comunidad fueron declaradas y acogidas por la Orden Franciscana y aprobadas más tarde como Comunidad Religiosa Diocesana por el actual Prefecto Apostólico Monseñor Rafael Morales Duque OFM. En la historia de la Congregación se pueden distinguir varias etapas: Primera Etapa: 1957 Inicio de la Rama Misionera por solicitud de jóvenes afrocolombianas a la Madre María Berenice. Con el apoyo de Monseñor Joaquín García Benítez, Obispo de Medellín, organizan el Noviciado en Potrerillo, destinado a la formación de la Rama Misionera, bajo al dirección de Teresa de la Inmaculada, Hermanita de la Anunciación. Este hecho le dio solidez a la Obra, recalcando a las hermanas las virtudes, valores y actitudes propias de una Religiosa Misionera. Segunda Etapa: 1958-1976 De 1958 a 1959 se detecta preocupación por el mejoramiento de la vivienda con la colaboración del pueblo, dificultad para el sostenimiento económico, necesidad de educación y atención en la población. Colaboración de las Hermanas Bethlemitas, Leonorcita Valderrama y Clarita Toro, Don Rafael Uribe,Juan Franco, Libardo Díaz, algunas instituciones privadas y gubernamentales, también personas generosas. Inauguración de la Parroquia Corpus Christi con su Casa Cural, condición hecha por Monseñor Castro Becerra a la Madre Berenice. Florecimiento vocacional entre las jóvenes afrocolombianas. 1960-1968, primeras Profesiones Religiosas y paso al Noviciado. Renovación de las primeras Hermanas Profesas. Fundación de las primeras Obras de Misión: Guapi, Santa Bárbara de Timbiquí, López de Micay (Cauca); Buenaventura, Rozo, Bolo, San Isidro (Valle), Istmina, Certegüí y San José del Palmar (Chocó). Primeros Votos Perpetuos; cambio de Gobierno en la Comunidad de las Hermanas de la Anunciación. La Madre Fundadora deja de ser Superiora General, es enviada a España y separada de las Misioneras. 1969 a 1975: Proceso de Desarrollo y Conflicto Las Hermanitas de la Anunciación deciden integrar la Rama Misionera, el Noviciado y las Obras. Por este motivo se realiza una serie de correspondencia entre la Hermana Fundadora y la Hermana Martha de la Cruz, en comunidad Hermana Lina y exhorta para el diálogo con el Obispo de Palmira expresándole la problemática y el informe del viaje del Padre Campiño a Roma. La Madre Berenice se preocupa por la falta de comunicación con la Rama Misionera y el nuevo Gobierno reúne una semana a las Misioneras con el fin de integrarlas a la Anunciación, pero éstas rechazan la idea porque deseaban ser fieles al mandato fundacional. Se da cierre del Noviciado Misionero enviando a las novicias a profesar a Medellín y yendo las Postulantas de Medellín a Potrerillo. La Anunciación se organiza en Provincias afectando a las Misioneras. Visita de la Madre a Potrerillo obedeciendo el mandato jerárquico. Ultimos votos perpetuos en Potrerillo. Capítulo especial con invitación a las misioneras para resolver la situación. Tercera Etapa: 1976-2000 Refundación, Organización Y Puesta En Marcha La Vida Del Nuevo Instituto Misionero. Al verse despojadas de sus bienes, las Misioneras vivieron una tristeza profunda. Piden dispensas de sus votos quedando libres de todo vínculo con las Hermanas de la Anunciación. En la Prefectura de Guapi, por petición de la Madre Fundadora al Prefecto Apostólico José Miguel López de la Orden Franciscana, fueron aceptadas y acogidas, ofreciendo discernimiento, reflexión y luego formación y conocimiento franciscano. La Madre Berenice persiste en el apoyo a la Rama Misionera y no ahorra esfuerzos en establecer comunicación con las Hermanas, con los Franciscanos y con la Jerarquía, en esta situación Monseñor José Miguel López solicita a la Madre Berenice no intervenir más con el grupo. Insiste al grupo que su espiritualidad es la del Evangelio, sin necesidad de cultivar otra. Monseñor comenzó la reorganización del grupo nombrando Coordinadora a la Hermanita Carmen Julia Mosquera, hermanita del mismo grupo. Se escriben las constituciones. Se recibe asesoría por parte de las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. Durante tres períodos hubo este estilo de organización. Hermanas Coordinadoras: María Elvia Perlaza y Rosalina Izasa. Sale Monseñor José Miguel de la Prefectura, y es nombrado Monseñor Alfonso María Guerrero como Administrador, interesándose por el Instituto hasta lograr la afiliación a la familia Franciscana. Sale Monseñor Alfonso Guerrero de la Prefectura, recibe el cargo Monseñor Alberto Lee López, quien erige canónicamente el Noviciado. Primer Capítulo General presidido en Cali por Monseñor Alberto Lee López, quedando como Superiora General la Hermana María Francisca Uribe Castaño. Primera Profesión Religiosa, Hermanitas Esperanza Sinisterra y Elmida L. Rodríguez. Se realiza en Guapi el II Capítulo General presidido por Monseñor Alberto Lee López, queda elegida la Hermanita Arnobia Cardona Ruiz Superiora General. Muere Monseñor Alberto Lee López, es nombrado Prefecto Monseñor Rafael Morales Duque. Invitación de las Hermanitas de la Anunciación a las Hermanas Misioneras a celebrar el Cincuentenario de la Comunidad. El 25 de julio de 1993 muere Madre María Berenice Fundadora de la Comunidad, asisten varias hermanas al sepelio en Medellín, demostrando su reconocimiento a la fundadora. Solicitud de la Hermana Arnobia a Hermana Rafael sobre la aprobación del traslado de la casa de formación en Cali, aceptación del señor Arzobispo Pedro Rubiano Sáenz. La Hermanita Arnobia Cardona, Superiora General, solicita a la Conferencia de Religiosos de Colombia, CRC asesoría para realizar un proceso de clarificación del origen fundacional y de la identidad carismática y espiritual de las Misioneras. La CRC propone realizar un Encuentro sobre "Reconstrucción de la Historia Congregacional"; personas determinadas, fechas, significación, caracterización de esa historia por etapas, con la Asesoría de la Hermana Margarita Gutiérrez Perilla, con quien se inicia este trabajo del 5 al 11 de diciembre de 1993. En clima de mucha oración, reflexión y gran regocijo se clamó a una voz: "Madre María Berenice, única y verdadera fundadora de la Congregación Hermanitas Franciscanas Misioneras de Jesús y de María". Actualmente la Congregación cuenta con
20 hermanas profesas, 4 novicias y 3 aspirantes, afrocolombianas y mestizas,
acompañando en 9 lugares de misión el
proceso integral del pueblo afrocolombiano. SEMINARIO DE SAN BUENAVENTURA (1964) Sin ninguna discriminación acepto en el Seminario alumnos que demostraban querer emprender esta experiencia de vida. El reglamento interior fue el de los seminarios del interior del país, con las necesarias adaptaciones. Fue el primer proyecto en favor del nativo con proyección al futuro. Al mismo tiempo fundó, Monseñor Valencia Cano, otros establecimientos y apoyó otros más, con la misma visión de valores nativos y de apertura: el Instituto Industrial, el Hogar de Jesús Adolescente, la Normal de Señoritas, el Colegio San Vicente, el Instituto de la Anunciación y apoyó el Colegio Pascual de Andagoya, el Liceo Femenino del Pacífico y el Instituto Teófilo Roberto Potes, trajo a Buenaventura el SENA y creó muchas escuelas. Hoy día le dan la razón innumerables profesionales y hombres de industria, imposible de concebir hace 40 años. En la década de los 70, las condiciones sociales mundiales y la misma disciplina religiosa, sufrió cambios notables. Los llamados "Seminarios Menores", desaparecieron realmente. El Seminario no cerró sus puertas sino que, comprendiendo los signos de los tiempos, hizo el viraje necesario: Conservó intacta su visión y su compromiso con la sociedad porteña; su convencimiento religioso, también propio del entorno étnico y social; sostuvo su disciplina de comprensión y exigencia y consiguió mantener su prestigio y la estimación de la sociedad que hasta hoy le exige que permanezca como uno de los centros de mayores esperanzas para la ciudad y su entorno que ahora reúne 350.000 habitantes y muestra un crecimiento industrial, intelectual y urbanístico extraordinario. Estamos en el principal puerto de Colombia, el municipio más extenso del Valle, uno de los mayores en población y en riqueza tanto económica como ecológica. Cosmopolita como pocas. Todo ello nos ofrece un panorama y un campo bien específico. No se debe restringir el diagnóstico al entorno inmediato, pues las realidades del Puerto hacen que la escuela extienda su campo de influencia a todos los niveles, y sus alumnos vienen de todos los lugares del Pacífico. El Seminario San Buenaventura, a lo largo de su vida, ha comprendido mejor este medio con sus valores y falencias, ha encontrado allí el origen de su diagnóstico y de acuerdo a ello elabora sus proyectos y realiza su gestión. Es importante conocer el Decreto por medio del cual Monseñor Valencia crea el seminario:
SEMINARIO AFROCLARETIANO EN EL CHOCO (1978) En 1978, por iniciativa de los misioneros claretianos del Chocó, se impulsó la idea de crear un seminario local, para la formación de las vocaciones nativas en una región donde esta congregación venía misionando desde principios del siglo XX, pero sin haber formado vocaciones autóctonas, después de 70 años. El padre Jaime Salazar fue el escogido para liderar esta iniciativa. En la ciudad de Quibdó se consiguió una casa en el barrio la Esmeralda y se empezó la formación con una docena de jóvenes con intenciones vocacionales, quienes hasta el momento formaban parte de los grupos juveniles de las parroquias de la ciudad. Estos jóvenes vivían en la casa de formación y asistían a sus clases en los colegios de secundaria de la ciudad. Los fines de semana hacían actividades pastorales como catequesis con los niños, acompañamiento a grupos juveniles, visitas a las familias y servicios parroquiales. En el grupo recibían formación para la vida en común y análisis de la realidad cultural y social del Chocó. Esta experiencia fue apoyada por la Provincia Claretiana de Occidente pero vista con desconfianza por algunos Obispos, incluido el Vicario local, quienes creyeron ver en ella un germen de Iglesia racista porque sus aspirantes eran todos afrocolombianos. Esto se debía simplemente al grupo social chocoano en donde se desarrollaba el proyecto. Igualmente la formación social crítica que recibían los estudiantes le generó incomprensión entre algunos sacerdotes de la región y de la congregación. Esto determinó el final de la experiencia tres años después. El Padre Jaime Salazar fue asignado a otra misión, y los seminaristas se dispersaron. Tres de ellos perseveraron en otras casas de formación hasta alcanzar el ministerio sacerdotal. [48] MONTOYA UPEGÜI, Laura, Autobiografía de la Madre Laura de Santa Catalina Carvajal S.A., Cali, 1991, 2º ed. Pag. 200ss. [49] Ibid, p. 203 [50] Ibid, p. 608 [51] Ibid, p. 622, 623 [52] MEJÍA U, Mariela, Profetas de esperanza en la selva Homenaje a las Cofundadoras, en Caminando Juntas, Boletín informativo General, Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, Madre Laura No. 13, Medellín, marzo 2000, p. 82
11. HUELLAS DE AFRICANIA EN COLOMBIA
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