5º Encuentro de Pastoral Afroamericana - Memoria y Conclusiones
 

 TEMA NUMERO 1 

 
 

MECANISMOS TRADICIONALES DE EDUCACION AFROAMERICANA

 

1a. EXPOSICION:
AFROCHOCO, SISTEMA ADAPTATIVO
Y PAUTAS DE SOCIALIZACION

por WILLIAN VILLA R.
(Antropólogo - Colombia)


Sería pretencioso tratar de construir un discurso que universalice los diversos contextos en los cuales se reproduce la cultura afroamericana, y sería pretencioso porque tendría como consecuencia renunciar a una prescripción de tipo metodológico y sociedad. del orden de lo histórico, que enseña que Afroamérica no es una totalidad que de modo invariante se exprese en los distintos ámbitos y contextos en los cuales se ha llegado a generar esa síntesis general de lo afroamericano. Al contrario, Afroamérica es un escenario de diversidad; diversidad que está determinada por las dinámicas regionales, por los contextos que determinan el cómo se ha ligado esta sociedad a los Estados nacionales y, en algunos contextos, aparece también determinada por los pueblos que dieron origen a esta expresión de lo afroamericano.

Hecha esta precisión, la presente exposición tiene como referencia la experiencia cultural de los afrochocoanos, como uno de los contextos claramente diferenciables en el universo de lo afroamericano y se intenta, de manera general, enseñar sobre las pautas y valores que son tradicionales a esta sociedad; los mecanismos a través de los cuales se transfieren ciertas destrezas y aptitudes y que son condiciones para la reproducción del grupo y las fórmulas que permiten a los individuos que se perciban integrados o participando de una misma visión del mundo; es decir, los rasgos culturales que le dan identidad a esta sociedad.

En todo pueblo, en toda cultura, el nacimiento es un tránsito de un universo que va de la naturaleza a la serie de símbolos que permiten ubicar o codificar las relaciones entre los individuos. Entonces el nacimiento en la sociedad afrochocoana se convierte en uno de los elementos que nos permite Identificar cierto nivel de especificidad y nos permite descubrir el cómo es que esta sociedad integra a los individuos en un rico entramado de símbolos, que como marcas le dan identidad en el transcurso de su historia.

Voy a dejar que un autor chocoano, el novelista CARLOS ARTURO CAICEDO, nos enseñe cómo es que se da ese tránsito desde el universo de la naturaleza al universo de la cultura en el contexto afrochocoano. En su novela «La Glosa Paseada» nos dice: «La comadrona suspendió de las paticas al niño con la mano izquierda, con la derecha le dio tres suaves palmadas: en las corvas, en la espalda y en las nalgas. Respiró profundo. Vació de sus mandíbulas un enorme trozo de tabaco y escupió el pucho macerado envuelto en la espesura de sus babas a un recipiente rebosante de agua de lluvia templada al sereno de la media noche, y mientras murmuraba una oración de los indios Cunas que ahora no recuerdo, escurrió el brebaje por las paredes del cuerpo de la criatura vuelta de cara al sol, explicando: el alma humana es una chispa de sustancia de los astros y quien mira desde pequeño cara a cara al sol no le tiene miedo a nadie jamás. Caminó dos pasos. Cuando tuvo a centímetros de sus pies el foso que mandó excavar cuando supo que Enesilda estaba embarazada, lo dejó caer de un golpe en el hueco verde-amarillento de algas. Nosotros pensamos sacarlo con nuestro sobrecogimiento, fruto doliente del miedo. Ella, imperturbable, se adelantó, lo limpió con un pañal de agua bendita, aromada con ricino salvaje y se lo entregó a María diciendo: Ahora tampoco le harán daño los animales, el frío, la luna ni el agua. Trajeron una pepita de oro, un trocito de uña de tigre pintada y una faja llamada ombliguero. Tomás le enredó el tajón con los rastros del tigre en la cintura de la criatura hasta cuando dio muestra de que le faltaba el aire. Entonces giró la pepita de oro sobre las miradas curiosas para que supiéramos que el metal no estaba escaso de kilates, tomó la manita derecha del infante, friccionó su muñeca con esencia de guadua y colillo blanco y zumo de limón y con una aguja encebada de palo negro se lo empujó hasta el éter, sitio en el que el metal no irradia la sangre y en el cual el oro que vale se convierte en piedra de ara. Cuentan que un mortal así preparado no le hace tormenta, ni la fulminante electricidad del rayo, domina a los caimanes, se hace obedecer del león, le temen las fieras y no lo ahoga el agua. Tomasa, envolviéndonos con su mirada escrutadora, apuntó: desde este día a este muchacho no le puede nadie».

Si esta «ombligada» en el contexto de la novela tiene como finalidad propiciar el nacimiento de un hombre de poder, un grupo, un protohombre a la manera afrochocoana... Sin embargo, en ella descubrimos el sentido y los elementos que se ponen en juego en el momento del nacimiento y el modo como el afrochocoano quiere controlar o determinar las destrezas y la capacidad que debe desplegar ese hombre hacia el futuro. Pero la «ombligada», en el momento de nacer, no es sino un acontecimiento en la larga serie de hechos de tipo simbólico que van a determinar los atributos, las características de ese hombre en el futuro. El lugar donde se entierra el ombligo, la profundidad, igualmente son elementos que tienen implicaciones con respecto a la vida de esa criatura y en un contexto donde se presentan altos índices de mortalidad infantil, entonces el afroamericano debe buscar también como controlar la enfermedad. A la criatura, con rezos y contras, se le quiere asegurar que no perezca en el inmediato futuro. Al mal de ojo se contrarresta con el colmillo o con semilla rezada. Al sereno se le contrarresta sacando a la criatura inmediato a la calle o, simplemente, se coloca el ombliguero en el lugar donde las personas deban salvarlo varias veces en el transcurso de unas horas al pasar por encima de él. Ese nuevo ser inicia el ascenso social en el aprendizaje de un territorio real e imaginario. Aprender el lenguaje del río es obligante. Conocer de los seres que pueblan el monte, es condición. Así, el río imaginario acecha desde las profundidades, con sus fieras, con sus indios de agua y más allá, lejos, las sierpes que de tiempo en tiempo provocan hecatombres.

Conocer el monte es necesidad, porque allí seres, mojanos, tigres, viejos brujos transformados en tigres acechan al caminante. Aprehender ese territorio arcaico es el inicio y saber defenderse de los personajes que allí habitan es condición. Pero igual que en el dominio de lo imaginario sucede en el espacio concreto, donde el afrochocoano vive su cotidianidad; de allí, el canto popular nos dice: «Es mi novia la palanca, mi padrino el canalete, mi pariente la batea y mi hermanito el machete». Allí se describe, entonces, la cultura material primaria que le permite al hombre apropiarse del entorno. La reproducción del grupo descansa en el conocimiento que los individuos deben tener de los distintos ambientes que son los proveedores naturales de los recursos que permiten la supervivencia. Es así, como la selva , el río, como los dos polos a partir de los cuales se estructura la economía del grupo, deben llegar a ser conocidas tanto en la identificación de los distintos elementos que la componen, como también en la lógica de funcionamiento. Sólo un conocimiento apropiado y el desarrollo de ciertas destrezas a nivel de artes como la cacería, la pesca, la minería y la agricultura, han de permitir a la unidad familiar o a la comunidad llegar a asegurar su reproducción a partir de un buen uso de los recursos que estos ambientes proveen. De este modo, el individuo, hombre o mujer, debe realizar un aprendizaje donde en principio aparece como determinación de división social del trabajo a nivel de sexos y su respectiva complementariedad en términos económicos. Desde edad temprana el individuo se debe integrar en las distintas faenas que ocupan la vida del hombre y la mujer, conocer de los comportamientos de los animales del bosque, sus pautas de reproducción, su sistema alimentario. Todo esto es conocimiento práctico que redundará en seguridad alimentaria para la familia que dependa del buen abasto que pueda efectuar el cazador. Igualmente, aparece como de primordial importancia el tener conocimientos ciertos sobre las taxonomías, ya sean animales o vegetales, de los nichos en donde se reproducen ciertas especies, del modo como se asocian unas especies con otras y al final el uso que se puede hacer de cada una de ellas. En un contexto en donde la comunidad en grado máximo depende de los recursos o del flujo de recursos que de modo cíclico la naturaleza provee, el individuo debe realizar un aprestamiento que le permita entender el sistema de signos elaborados por la sociedad para construir explicaciones sobre la dinámica natural y así, el hombre, a lo largo del ciclo anual puede distinguir diversos tiempos, según el flujo de un producto u otro, según el instante en que se debe recolectar un fruto, el efectuar el corte de un árbol, acumular materiales para la construcción de vivienda, ir de cacería o de pesca, o simplemente efectuar la roza del monte para regar la semilla de maíz.

Pero así como el individuo debe aprender cómo la naturaleza se expresa, del mismo modo está obligado a aprender las técnicas que le permitan transformar esos productos que allí encuentra. Aprender a labrar la champa si es hombre o aprender a transformar el mil pesos para sacar aceite si es mujer. Y así, indefinidamente, ese individuo debe apropiar todas esas destrezas. Conocer el entorno es también desarrollar ciertas capacidades físicas para dominarlo. Pero no basta con tener un conocimiento apropiado del medio ambiente para que el sistema económico en su totalidad se reproduzca. Igualmente, aparece como necesidad el interiorizar una serie de patrones o pautas de conducta y además apropiarse del sistema de creencias que permite mantener y afianzar los lazos de solidaridad o los que le dan noción de comunidad o de grupo. El individuo deriva su identidad primaria o parental a través de la noción de pertenencia a un tronco familiar que de modo segmentario se dispersa por la inmensa red hidrográfica. Esta identidad, de tiempo en tiempo debe ser actualizada por intermedio de los continuos viajes que los individuos realizan; viajes que son condición también de supervivencia en la medida en que le permiten una multiopcionalidad de labores en el campo económico. Este tipo de relaciones familiares supone una educación del individuo para la parentela extensa y no para el núcleo restringido o comunidad reproductiva en el orden de lo biológico. Al no presentarse un patrón de conducta plenamente individualizante, es factible el funcionamiento de unidades segmetarias, donde lo dominante es el ejercicio fluido del intercambio de bienes y servicios.
Estas unidades solidarias son las que han permitido de modo estratégico la reproducción del grupo al construir segmentos de hombres y mujeres, que como unidades de intercambio de trabajo son la base de todo el sistema económico. Esta fórmula, donde un segmento solidario funciona como unidad primaria a nivel económico es la que permite explicar la estructura familiar en donde el hombre se caracteriza por la opción de la movilidad y la probabilidad de establecer varias relaciones matrimoniales a lo largo de su existencia.
De este modo, la responsabilidad de la educación y protección del hijo, focalizada en la mujer, tiene siempre como respaldo ese segmento o esa unidad de intercambio que es la que realmente garantiza la reproducción biológica o económica. Aprender a ser en la comunidad es también participar del universo mágico-religioso. En noches de novena, en el gualí y en la Tiesta es posible ponerse en contacto con cierta instancia de la memoria colectiva de este segmento. Apreciar la historia del grupo por la vía del aprendizaje de la tradición oral, pero también por el sendero del rito, que expresa una totalidad llena de significados. Estos ritos convocan y el individuo a través de ellos se pone en contacto con una manera de sentir, con un lenguaje primordial que le identifica con los antepasados y en donde se descubre el verdadero ser de su cultura. Definido de manera general, el contexto de socialización tradicional afrochocoano es necesario preguntar sobre cuál es el peso que pueda tener en el actual momento esta alternativa de reproducción de la cultura y cuáles son los componentes de innovación y los agentes institucionales de socialización. Desde la segunda década del presente siglo se puede caracterizar a la sociedad afrochocoana, en proceso de transición, es decir, de integración al Estado Nacional a través del oficio de la política, de la aparición de instituciones como la escuela y la integración relativa a procesos mercantiles, factores que han incidido en la estratificación social y en la polarización del grupo.

Este proceso de transición se caracteriza por ir constituyendo un universo de lo urbano en oposición al de lo rural, y por la adopción de nuevas pautas y valores respecto al consumo. En el transcurso del siglo los canales de comunicación con la sociedad nacional y la afrochocoana se han venido crecentando. El desarrollo de los medios de comunicación de masas; una variada acción institucional por parte del Estado y oportunidades de estratificación y de movilidad social, son elementos que han determinado que se vaya generando una nueva noción de individuo donde el modelo aparece claramente inscrito en nuevo tipo de relaciones propias de la sociedad capitalista.

En el principio de todo este proceso, se advierte que la población afrochocoana se había dispersado por la inmensa red hidrográfica como unidades segmentadas que de modo lineal apropiaban las riberas de los ríos. Pero en la primera mitad del siglo, a través de la acción del misionero, se puede observar que lentamente se van constituyendo pequeños centros que a la vez que le facilitan la acción de evangelización van constituyendo un nuevo estilo de poblamiento y por ende una nueva estrategia al interior del grupo que determina cómo se expresan las relaciones sociales. Esta estrategia de poblamiento lleva a constituir pequeños poblados donde el motor de poblamiento va a ser la escuela en primer término, y la iglesia como otro elemento que va a tener algún valor pero no del mismo grado que el de la escuela. Este nuevo tipo de poblamiento implica una verdadera revolución al interior de la cultura afrochocoana; una cultura fundada en la oralidad ahora tiene como vehículo de comunicación la escritura, y en adelante este nuevo instrumento que adopta el grupo se va a convertir en instrumento de estratificación social, en mecanismo de ascenso y de poder al interior del grupo. Es decir, la escritura y el uso del instrumento matemático van a atomizar al grupo en la medida de que van a permitir nuevas formas de expresión y se va a convertir este sector o esta élite en el grupo que va a establecer las relaciones con el Estado Nacional. Para este período, en la primera mitad del siglo, como política el Estado Nacional busca integrar las poblaciones no solamente negras, sino también las indígenas, a un nuevo contexto de relaciones donde la acción institucional pueda convenirse en el elemento que de modo prevalente determine cómo se reproduce la cultura y el cómo se integra el grupo al mercado.

Definido este contexto podemos descubrir tres opciones de integración a través de la escuela. Una primera, que es la que va a rendir a nivel del Estado, es la que permite que un grupo, una élite, se convierta a través del aprendizaje que hace en ciertos centros del interior del país, especialmente del Derecho, se convierta en la élite regional que a nivel de la política estatal son los agentes de poder. Esta elite, a lo largo del siglo va a ejercer la representación del grupo hacia el exterior, pero también hacia el interior, en términos de ejercer el control. Un segundo grupo individuos, que a través de la escuela desarrollan su actividad, son los maestros. A partir de la década del treinta, como política educativa, el Estado Nacional constituye una serie de Normales en el país como ejes en los cuales se va a reproducir un grupo amplio de intelectuales que van a cumplir la función de reproducción la escuela en los distintos contextos regionales. En esas normales, en esos centros educativos, un grupo amplio de chocoanos o de afrochocoanos participan allí y luego retornarán para que de modo dinámico la escuela, a mediados del siglo, sea instrumento de socialización determinante en los distintos contextos rurales y urbanos.

Pero a la vez que este grupo constituye en el instrumento de reproducción cultural desde el Estado, igualmente, va a convertirse en un grupo dinámico a nivel de movilidad hacia el exterior del contexto afrochocoano. Es decir, los afrochocoanos se convierten en exportadores de fuerza de trabajo calificada, a nivel del espacio institucional educativo, y en muchos lugares de la nación se verán maestros afrochocoanos fruto de este proceso de escolarización donde la escuela se convierte en el mecanismo más dinámico a nivel del ascenso social.

El tercer grupo que la escuela provee en la sociedad es el grupo marginal, es el de la escuela como reproductor de la marginalidad; éste ha de permitir que un grupo amplio apropie unos instrumentos mínimos que lo liguen en el campo político a la acción electoral y en el campo económico a la acción de intercambio mercantil. Entonces, definido este contexto de la escuela, podemos tomar como referencia una frase que encontramos en la entrada de la Universidad Tecnológica del Chocó, que dice «por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad». El concepto de libertad que la escuela plantea al afrochocoano es un concepto de libertad donde el afrochocoano vuelve a caer preso de unas nuevas cadenas, son las cadenas del Estado a través del control que tradicionalmente ha ejercido en esta región; entonces le entrega al afrochocoano y lo estratifica de tal modo que atomiza esa noción de comunidad que existía en el pasado. Esta atomización es la que permite en este instante ejercer un control fluido por parte del Estado con respecto a esta región en términos de que todo lo que viene del centro, todo lo que viene del foco de poder será asumido como necesario, será asumido como liberador, será asumido como modelo ideal de realización. Entonces, en el contexto afrochocoano la escuela es lo que ha permitido estratificar a la población, al contrario de otros contextos, donde fue lo económico; es decir, en el contexto general de la nación, donde la economía y la polarización en clases a través del ejercicio de lo económico permitió la estratificación de la población, aquí en el contexto de lo afrochocoano fue la escuela y después vino lo económico, ya que esta zona se ha caracterizado por cierta imposibilidad histórica de realizar una acumulación originaria de capital que permita la consolidación de una clase de la propia etnia; al contrario, esta zona se ha caracterizado por ser exportadora de capital, por estar dominada por una economía de enclave, que ha impedido que a nivel de la etnia afrochocoana se polarice la población en términos de clase social.

Hacer la crítica de la escuela no significa que esta acción institucional sea negativa en sí misma. La crítica aquí significa un modelo de escuela que tiene su metodología, que tiene sus contenidos, extraños al contexto particular donde se reproduce esta cultura y que por ende va a tener impactos negativos a nivel de el modo como en este instante la propia etnia valora su identidad. Porque hablar de una identidad afroamericana, y en el contexto del Chocó de una identidad afrochocoana, no solamente lleva a que tengamos que reflexionar sobre cuáles son los mecanismos de socialización tradicional o cuáles son los agentes externos que hoy aparecen a nivel de socialización; sino también a hacer la crítica sobre los arcaísmos o componentes de alienación que aparecen en ese ejercicio de la reproducción del quehacer de la cultura. La población afroamericana deriva su identidad de un universo cargado de elementos patológicos, de un universo cargado de violencia, de negación; es por eso que hoy podemos encontrar afroamericanos que niegan su identidad, es decir, pueden decirnos cuando les increpamos, pueden decir que no existe un ambiente de discriminación en el contexto nacional, no existe marginalidad, somos nosotros los que somos incapaces de asumir esa cultura modernizante que viene desde el exterior. Entonces hay elementos de alienación que podemos descubrir de modo primario. Si miramos cómo se reproduce la política en el contexto afrochocoano, descubrimos una institución que se llama El Capitán. El Capitán es en los partidos políticos, en el contexto afrochocoano, un personaje que es quien controla a un grupo de personas que se ligan al partido de modo obligante a través de este Capitán, este Capitán nos recuerda entonces el viejo Capitán de la cuadrilla de esclavos que hacía la labor de intermediación entre el esclavista y su gente para asegurar así que esta gente realizara un trabajo armónico, dinámico, eficiente. Entonces este Capital evoluciona como jefe de cuadrilla, ahora en el partido político como jefe de esa nueva cuadrilla que está obligada a responderle a un determinado patrón, en este caso político; pero también económico, porque de él deriva la población cierto sustento a nivel de empleo. Y podemos encontrar por ese camino una diversidad de elementos alienantes que en la práctica de reflexión de lo que debe ser un modelo de socialización ideal, donde se involucren elementos de educación formal o no, entonces debemos empezar por también decantar esa experiencia cultural y ejercerla crítica sobre esos elementos patológicos.

 

2º EXPOSICION:
AFROAMERICA, ESCUELA Y DECULTURACION

 

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