5º Encuentro de Pastoral Afroamericana - Memoria y Conclusiones
 

 

2ª EXPOSICION:
UNA CONCEPCION GLOBAL DE LA CULTURA Y SU RELACION CON LA EDUCACION LIBERADORA

Por Pbro. JESUS ALFONSO
FLOREZ LOPEZ
(Diócesis de Quibdó)


Citando a Amilcar Cabral «Cuando Goebbels, el cerebro de la propaganda nazi, oía hablar de cultura, sacaba su pistola; esto demuestra que los nazis, que fueron y son la expresión más trágica del imperialismo y su sed de dominación, aunque fueran unos tarados como Hitler, tenían una noción clara del valor de la cultura como factor de resistencia a la dominación extranjera».

A partir de esta conceptualización de la cultura como expresión de resistencia popular queremos tratar de desglosar algunos elementos que puedan contribuir a esta interpretación o a esta perspectiva de cultura. Pero antes de hacer esa aproximación conviene ubicar algunos elementos o algunas visiones que en el transcurso del tiempo se han venido gestando y se han venido expresando de lo que es la cultura en un ámbito más bien reducido o fragmentario.

* Una de esas primeras expresiones es la identificación de cultura con ideología; identificación que ha salido de la interpretación marxista de igualar la cultura en los términos de superestructura, como producto de una infraestructura modelada por los medios o factores de producción, visión ésta que ha conducido a mirar la cultura como un subproducto de la configuración socioeconómica y que, en esta perspectiva, ha conllevado a que en la construcción de alternativas también se configure una conceptualización de cultura un tanto fragmentaria; pues, mientras se cataloga la cultura como ideología, como la superestructura y a aquella se le acuña el concepto de provenir de una infraestructura modelada por la burguesía, las alternativas que se han construido han diseñado la cultura como ideología popular, como ideología antiburguesa; pero ¿eso qué es? tan sólo un enunciado.

* Otra segunda categoría que han expresado de cultura la han hecho los artistas, la han hecho algunas otras interpretaciones, encajándola en lo exótico y en lo folclórico; encajándola en los elementos rituales, en los elementos de la danza y de la máscara. Y allí, igualmente, en la visión de alternativas se ha construido también una cultura como recuperación; es decir, la contrapartida de esa perspectiva de cultura, desde lo exótico y lo folclórico, la han tomado algunas expresiones de carácter o de corte popular, como recuperar aquellos elementos.

* Otro tercer elemento que queremos resaltar, la cultura como un producto, en el sentido de un bien de consumo, liderado por los factores de dominación, expresados en la literatura, la música, la imagen visual; frente a lo cual las alternativas han construido la posibilidad de esbozar unos contenidos distintos, pero al fin y al cabo un producto que se intercambia.

* Desde esas tres dimensiones de una cultura entendida como ideología, o de la otra como lo exótico y lo folclórico o de la otra como bien de consumo, pensamos que estas visiones han construido fragmentación desde la construcción de alternativas de una cultura básica popular o de una cultura propia de determinados sectores de la sociedad.

* Desde esta dimensión, entonces, queremos ubicar la cultura desde otro ángulo, en el ámbito de la globalidad; queremos afirmar la cultura como el código particular que permite a un grupo social hacer una diferenciación de éste con su entorno, con la naturaleza, para poderlo explicar, para poderlo entender y para ganar exitosa relación con el mismo.

Esta dimensionalidad de globalidad la queremos ubicar desde tres aspectos.
El aspecto del entorno, el aspecto de la naturaleza, frente a lo cual hay una construcción de símbolo en el trabajo; el trabajo es la posibilidad de construir el símbolo en la producción de objetos, en la producción de elementos necesarios para el aprovechamiento de esta ubicación en la naturaleza y para el diseño de un manejo de una territorialidad.

Un segundo aspecto es la interacción. Se nos toma en el elemento que posibilita construir normas, el elemento que posibilita construir instituciones, políticas; instituciones que permiten garantizar esa interacción.

Un tercer elemento, el ámbito del sentido expresado en el lenguaje, el cual encierra la posibilidad de estructurar un pensamiento propio, un pensamiento originario en el mito, en el arte, en toda la dimensión significativa.

* Con base en esta realidad queremos decir que la cultura se nos manifiesta como trabajo, lenguaje e interacción; como fundamento de la expresión y de la construcción del símbolo o de los símbolos en su globalidad. Desde aquí, desde esta fundamentación de la construcción del símbolo queremos esbozar o afirmar, igualmente, la cultura en la educación como un proceso de endoculturación.

Endoculturación no en uno de estos tres campos fragmentarlos, sino en la globalidad trabajo, lenguaje e interacción. En esta endoculturación, queremos precisar la socialización, la humanización. La humanización identificada como el proyecto de liberación y, al expresar esa humanización ubicada como proyecto de liberación, queremos afirmar que tal liberación se construye como el reverso de la deshumanización; deshumanización patrocinada por los factores que quedaron muy bien claros en la anterior exposición, y que nos permiten entonces afirmar cómo la cultura en la educación es el punto articulador de todas las concepciones, de todos los contenidos, mediante esa tríada de trabajo, lenguaje e interacción, que nos llevan a pensar, dentro de un proyecto educativo, dos líneas de construcción. Una línea afirmativa de los elementos de esa tríada, que han constituido la caracterización de un grupo social; y otro, una línea de construcción de intercambio con los otros grupos, que han construido, igualmente, desde esa misma tríada, otra simbología, otra expresión.

De tal forma, desde esa perspectiva la cultura en la educación se nos transforma en factor de intercambio, en factor de interculturalidad. La interculturalidad y la afirmación de esa tríada, nos permiten afirmar que allí todo grupo social o todo grupo humano estará forjando algo muy referenciado a un elemento que también se enunció en la anterior exposición: la construcción de una nacionalidad. La nacionalidad se nos pone en el ámbito que le va a dar expresión concreta a esa tríada, a la tríada de trabajo, lenguaje e interacción. Nacionalidad que para el concierto de la población afroamericana no se toma en una nacionalidad afroamericana, sino se toma en una nacionalidad a construir, en esa interculturalidad que hemos afirmado; lo cual nos muestra que es una nacionalidad en la diferenciación de esa fundamentación simbólica, de una posibilidad de la nacionalidad en la diferencia de las distintas identidades.

* Eso nos lleva a pensar, entonces, que la afirmación de esa nacionalidad, es la afirmación también en la búsqueda de la identidad. La identidad la expresamos acá, en esa misma tríada, no como un elemento dado, sino como un elemento a construir; no como un elemento innato, sino como un elemento a desarrollar en la historia. Por lo tanto, no la estamos ubicando o identificando como algunas personas que a propósito del evento han querido decir, no acá en el evento, sino al exterior del evento, que estamos identificando la cultura desde lo biológico, desde el color. No se quiere hacer esa afirmación, sino que es una identidad desde la construcción de la historia, en esa misma tríada que acabamos de expresar como fundamentación del símbolo.

Desde aquí, podemos entonces afirmar la cultura como un proyecto humanizante, la cultura como un proyecto de humanización en esa construcción de la identidad, en esa construcción de la nacionalidad. Si hablamos de identidad, nacionalidad y liberación, queremos decir que esa fundamentación del símbolo está arraigada en la posibilidad de construir un proyecto libertario en esa misma construcción de esa nacionalidad. Desde allí, entonces, ese proceso de endoculturación que acabábamos de decir, corno ámbito educativo, se nos torna en punto que articula la construcción de un proyecto de liberación nacional. Proyecto de liberación nacional que se hace en la afirmación de la posibilidad de erradicar todo proyecto de dominación extranjera que no permita afirmar lo propio y que quiere abarcar en su totalidad los elementos que diferencian al grupo dominado respecto al grupo dominante. Pues, como dice Amílcar Cabral, las armas para dominar un pueblo son ante todo «tomar armas para destruir, o al menos neutralizar o paralizar su vida cultural, porque siempre que exista una parte de ese pueblo que pueda tener una vida cultural, la dominación extranjera no estará segura de su perpetuación». Es eso lo que nos da la posibilidad de afirmar la cultura dentro de la afirmación nacional y la cultura como elemento articulador en un proceso educativo de la socialización para la construcción de esa nacionalidad.

Finalmente, esa construcción de la nacionalidad, en esa pluriculturalidad y en un factor ya enunciado, que es el factor de las relaciones sociales, el factor de las relaciones de clase, no podemos separar la construcción de esa identidad nacional del ámbito de la confrontación con la dinámica de las clases sociales, porque podríamos estar pecando de aislar la cultura de la construcción de un proyecto dominante. Si afirmamos la cultura como un proyecto de liberación, estamos afirmando la cultura también como un proyecto que entra en el juego de la contradicción social, que entra en el juego de la construcción de un proyecto político que le permita afirmar en esa endoculturación esa tríada de trabajo, lenguaje e interacción, que le permita afirmarse en esa identidad a construir.

Desde estos elementos, queremos decir entonces que la cultura entendida así la estamos ubicando no como un ámbito de la vida humana; sino como el elemento articulador y construcción de esa identidad en la vida humana; no como la ideología, no como el folclor, no como el producto del bien de consumo, sino la posibilidad, en esa triple dimensión, de poder afirmar lo que se es y diferenciarnos de los otros en la construcción de una nacionalidad; por lo tanto, en la construcción de un proyecto de liberación de carácter nacional con relación a acabar todos los procesos o todas las expresiones de dominación imperial, manifestadas de una u otra forma en esta realidad y, sobre todo, todas las expresiones concretas de la sociedad mayor frente a grupos minoritarios, como queremos afirmar al grupo afroamericano, como quiera decirse de los grupos aborígenes.

 

3ª EXPOSICION:
LA EDUCACION PERMANENTE Y LA EDUCACION
DE ADULTOS COMO CAMINO DE LIBERACION

 

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