5º Encuentro de Pastoral Afroamericana - Memoria y Conclusiones
 

DOCUMENTO DE TRABAJO

 

 IV 

IGLESIA Y EDUCACION ENTRE AFROAMERICANOS:
VISION HISTORICA, SITUAClON ACTUAL

1. Esclavo el Cuerpo, libre el Alma.
El primer contacto educativo de la institución eclesiástica con los afroamericanos fue previo a su llegada al continente, cuando aún conservaban sus nacionalidades africanas. Estaban siendo arrancados violentamente de sus patrias por esa ignominia histórica de la trata esclavista en América, a causa del agotamiento y la exterminación de la mano de obra indígena, y por las necesidades económicas de la colonia europea en el continente americano.

Los africanos capturados para ser convertidos en esclavos eran, en muchas ocasiones, bautizados antes de ser transportados a nuestro continente. Mediante la enseñanza prebautismal el misionero hacía saber al esclavo su condición de hijo de Dios, que lo haría libre mediante el agua del bautismo. Pero, simultáneamente, de acuerdo con el Orden legal establecido, su nueva condición de católico lo convertía en súbdito del rey y en esclavo.

2. El Catecismo y la Doctrina.
Ya en el continente americano, la labor de los misioneros se fundamentaba, ante todo, en la idea de cristianizar y bautizar a los negros esclavos. Así los sacaban del «paganismo>’ y los hacían católicos como sus amos, siguiendo los lineamientos jurídicos que reglamentaban la «conversión de los infieles”, a cambio de los territorios de conquista y colonia.

En la gran hacienda colonial, en la plantación, en las cuadrillas de los establecimientos mineros y en las residencias de los colonizadores europeos, los grupos negros comenzaron desde el siglo XVI a sentar los rudimentos de la cultura afroamericana. Allí eran instruidos por el misionero en las verdades eternas del catecismo católico. El resto de conocimientos, a menos que fuera con fines de tecnificación para el trabajo, les estaba vedado en razón de su condición esclava. En virtud de ésta se les consideraba seres humanos inferiores. Por ello, «dentro de la frontera de la sociedad neogranadina colonial la gente negra estaba excluida de muchas de las organizaciones importantes de tipo social: la militar, la política, los negocios, la iglesia, la educación». (10)

3. RelIgión y Cultura.
Mediante la instrucción de los clérigos, a través de instituciones como el catecismo dominical; o mediante la persecución abierta de las autoridades civiles, y posteriormente, el denominado Santo Oficio de la lnquisición, el hombre negro sufrió la proscripción de sus religiones y de sus dioses de sus ritos y cantos, de sus bailes y ceremonias. Progresivamente fue siendo tal la violencia ejercida contra sus «diabólicas» expresiones culturales, que el negro optó por disfrazarlas, en un proceso de resistencia que encontró en la religión (a pesar de la propia institución religiosa y civil de la Colonia) un baluarte para la construcción de cultura.

Así tenemos por ejemplo, el revelador caso de las tiestas patronales, que se convirtieron en el espacio de convocatoria y comunicación del pueblo negro, en espacio para ejercer la autonomía, donde comunicarse con los ancestros y los dioses africanos, y en escenario privilegiado para fortalecer la cohesión que fue perfilando la naciente cultura afroamericana. Igualmente, cabe mencionar el culto a los muertos, espacio de solidaridad y de celebración de la vida, de los ancestros, de la lejana y perdida patria, y, a la vez, espacio para empezar la demarcación territorial de la nueva patria, Afroamérica, al término jurídico de la esclavitud.

4. Instrucción para el Servicio.
Así pues, durante la Colonia el hombre negro no tuvo acceso a la institución educativa, ni civil ni eclesiástica; a parte de la ya citada instrucción religiosa y de excepcionales casos en los que - por cubrir sus propias necesidades de servidumbre o de intermediación hacia otros esclavos - los amos le enseñaban manualidades u oficios a sus esclavos, y los misioneros los adiestraban en latín, en castellano y en música. Deshumanizados, reducidos a condición inferior en relación con los demás miembros de la sociedad, a los negros se les consideró durante todo este período incapaces. Cualquier enseñanza, a parte de las que por oportunismo se le dieron, era vista como inútil para ellos y perdida en el vacío de las que consideraban mentes inferiores.

5. Periodo Republicano: Territorios de Misiones.
Una vez lograda la independencia jurídica de las colonias, las nacientes repúblicas conformaron todos sus aparatos de Estado, incuído el educativo, conservando los rasgos de dominación de «lo blanco”, ahora representado por los criollos, sin oportunidad para los negros.

El poblamiento autónomo de Afroamérica se consolidó, a la par que la educación del período republicano era puesta en manos de la Iglesia Católica, convertida en conciencia moral de las naciones y en autoridad incontrastable y válida, gracias a los tratados entre los estados nacionales americanos y el Estado Vaticano.

Tampoco así tuvieron los afroamericanos acceso a la educación. Este se dará posteriormente, cuando los territorios de la periferia, como las tierras bajas del Pacífico en Colombia, son declarados territorios de misiones. En virtud de los mencionados tratados se crean figuras jurídicas que entregan la educación a los misioneros católicos en dichos territorios. Sin embargo, aún se retrasaría varios años la atención educativa para los afroamericanos, hasta principios del siglo XX prácticamente, ya que en principio todos los esfuerzos se dedicaron a las poblaciones indígenas, a través de establecimientos como las reducciones y los internados.

6. La Educación Pública: Una Oportunidad.
Cuando los afroamericanos finalmente tuvieron acceso a programas educativos de parte de las misiones religiosas, se pretendió prepararlos únicamente como fuerza de trabajo calificada, a través de la enseñanza de los llamados artes y oficios.

De allí en adelante (siglo XX), los estados fueron estructurando sistemas educativos oficiales, principalmente en centros urbanos o semiurbanos de población afroamericana. Estos entraron a cubrir, como Educación Pública, los sectores desatendidos por el ámbito eclesiástico, ya que éste - en muchos casos - excluyó a los negros, impidiéndoles el acceso a sus centros educativos. Hasta hoy, desafortunadamente, se presentan situaciones en las que siendo la población mayoritariamente afroamericana, hay privilegios para los no afroamericanos, en establecimientos orientados por el sector eclesial; mientras que a los afroamericanos se les dificulta el ingreso, de manera velada en la mayoría de las ocasiones.

En la educación pública, la población negra, inteligente, sagaz, visionaria y acostumbrada a la adaptación, vio una oportunidad de reconocimiento y ascenso social, haciendo de la ilustración un valor; pero exponiéndose a contenidos educativos que le proponen «el blanqueamiento» (pérdida y negación de sus expresiones culturales), como modelo nacional a seguir. Así entran en contradicción la identidad étnico-cultural y la identidad de clase. Cuando triunfa esta última, la pérdida de la otra es inevitable y se asume el modelo nacional que niega la particularidad.

7. Una Contradicción Actual.
Actualmente, en materia educativa la Iglesia presenta una contradicción igual a la que revela en su estructura general.
De un lado se encuentra la más conservadora tradición, que sigue sosteniendo establecimientos educativos con procesos de instrucción que niegan y excluyen lo afroamericano y sirven sólo a las élites regionales y nacionales. Son los establecimientos donde se forman las burguesías y en ellos cuando hay acceso para los afroamericanos se busca desdibujarlos culturalmente; pues se folcloriza su cultura, ya que por ejemplo, mientras animan y aplauden sus bailes y su música, demonizan y proscriben su tipo de familia. En tales centros se sigue presentando el racismo encubierto, mediante estilos administrativos y pedagógicos estrictos que disfrazan de calidad y cumplimiento la deficiencia en contenido y el irrespeto étnico-cultural.

8.Concilio y Post-Concilio.
Por otra parte, hay un sector amplio de la iglesia de este continente que se ha inspirado en las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de sus expresiones latinoamericanas, como son los documentos de Medellín y Puebla. Este sector avanza en trabajos pastorales de inculturación e inserción, con un sentido más comunitario de la vivencia de la fe, expresado en organizaciones y comunidades de base. Para este tipo de trabajos la tarea educativa cada vez más es vista como una posibilidad integral de liberación del hombre afroamericano desde su propio ser étnico-cultural.
Prueba de ellos son las innumerables experiencias educativas formales y no formales que la iglesia adelanta hoy en todo el continente afroamericano. Muchas experiencias están ligadas, en la mayoría de los casos a planes integrales de pastoral mediante los cuales se busca (desde la fe en íntima relación con la vida) alcanzar una superación profunda de las situaciones estructurales de muerte de esta sociedad que explota, domina y aliena al hombre afroamericano.

Precisamente, los encuentros de pastoral afroamericana (EPA), de los cuales vamos a celebrar el 5º , en una década han logrado generar espacio para el reconocimiento de la especificidad y la validez de la pastoral afroamericana, la cual contiene el aspecto educativo, tema central del 5~ EPA.

9. Nuestro Reto: Etnoeducación Popular.
Por lo tanto, en el marco de los 500 años de presencia cristiana en América, la reflexión del 5º EPA debe tener en la mira la cualificación y unificación de los procesos educativos en los que participa la Iglesia. Estos procesos se dan hoy, muchas veces dispersos y desarticulados. Por eso cada experiencia educativa que comienza se ve obligada a volver a inventario todo nuevamente, pues se desconocen los valores de experiencias ya existentes, que servirían como puntos de referencia para evaluar y aprender en conjunto de los logros y las dificultades de cada una.

La Educación Popular es hoy el reto entre los pueblos afroamericanos para la Iglesia. Desde este pueblo como sujeto, según sus ritmos culturales y sus particularidades étnicas, recreando metodologías participativas e identificando los contenidos adecuados, estamos llamados a adelantar proyectos educativos que nos ayuden a ganar «un pensamiento libertario contra las injusticias sociales y discriminaciones raciales a las que seguimos sometidos por los mismos colonialistas de ayer y las superpotencias de hoy». (11)

 

V. EDUCACION POPULAR, CULTURA Y LIBERACION

 

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