GRUPO DE REFLEXIÓN TEOLÓGICA NEGRA
«GUASÁ»

 

LIBERACION Y BIENESTAR DEL PUEBLO AFROAMERICANO

Hna. Ayda Orobio Granja
Misionera Laurita

 

 

INTRODUCCIÓN

 

1. Huellas de la historia

1. 1. Conquista de la libertad social y económica

1. 2. Prácticas tradicionales de producción

1. 3. Búsqueda del bienestar religioso e integral

2. Nuevo marco legal

2. 1. Para una gestión del desarrollo desde la población afrocolombiana

2. 2. Sistemas productivos y seguridad alimentaria

3. El Reino de Dios presente en la búsqueda del pueblo negro

3. 1. Relación con la Teología de la Liberación

3. 2. Aporte de la Teología Contextual surafricana

3. 3. Triunfo de la vida y la libertad sobre la esclavitud y la muerte

CONCLUSIÓN

 

INICIO


 

INTRODUCCIÓN

Con el sentido de acogida, tan característico del pueblo negro del Pacífico colombiano, Doña Cesarea Mosquera recibe en su casa a los dos paisas[1] que llegaron a Chacaumita en la avioneta que aterrizó en la Playa a las 10 de la mañana. Los paisas se veían colorados como camarones y el sudor les bajaba por el cuerpo mojando las camisas de cuadros y bien planchadas que llevaban. Doña Cesarea les ofreció jugo de borojó[2], ellos lo aceptaron por el calor que se les hacía insoportable, preguntaron que fruta era esa y sin esperar la respuesta entraron a conversar sobre el motivo de su visita: Necesitaban comprar la playa grande que tenía Doña Cesarea.

Muy extrañada Doña Cesarea explicó que esa playa la heredó de su papá, y que servía para la llegada de los pescadores de la mitad del pueblo porque era la más cercana al aeropuerto, pero que ella no tenía ningún papel[3], porque en el pueblo no se necesitaba. Los paisas le aclararon que eso no importaba, porque ellos le pagarían al notario del pueblo y que ellos sólo querían construir una cabaña para venir a pasar las vacaciones con sus familias, que admiraban la belleza del mar y esos paisajes. Sintiéndose muy adulada, Doña Cesarea les dijo que ella no sabía de negocios y que esa playa no debía valer mucho. Llamó a uno de sus ahijados que pasaba por ahí y le preguntó que cuanto podía valer la playa grande, el muchacho sin pensar mucho le dijo al oído “esos paisas son ricos, pídales dos millones”, y así entre regateos de compra–venta el valor de la playa grande de Chaucamita quedó por millón y medio de pesos. Los paisas después de firmar el documento de compraventa donde Doña Cesarea con la ayuda del Notario colocó una crucecita debajo de su nombre donde aparecía la nota “manifiesta no saber firmar”, le pagaron en efectivo con billetes de cinco mil, formando un paquete muy grande que ella con cuidado escondió debajo del colchón.

Cuando los paisas se fueron Doña Cesarea no pudo contener su felicidad, se sentía la mujer más rica y afortunada del mundo, así que se bajó por la puerta de la cocina para ir a la casa de Misia Marina y donde todas sus comadres y ahijados para contarles que Dios la había bendecido en ese día mandándole mucha plata y que en acción de gracias ofrecía un alumbrao[4] a la Virgen del Carmen.

El alumbrado se realizó a los 15 días con derroche de velas, bebida y comida para todo el pueblo, y para los 12 ahijados estreno de pie a cabeza, una fiesta inolvidable que costó casi millón y medio de pesos. Antes de los dos meses de la venta de la Playa grande Doña Cesarea bajaba por la puerta de su cocina a pedir a Misia Marina una cucharada de sal para preparar la comida del día...

Este relato donde se han cambiado los nombres y adaptado algunas circunstancias, y otros muy semejantes permiten demostrar que un grupo muy significativo de hombres y mujeres poseen una forma propia de entender y vivir la economía, muy diferente a la mentalidad capitalista, globalizante de la sociedad dominante.

Para el pueblo afroamericano, del cual hace parte Doña Cesarea es más importante la solidaridad, la celebración, el compartir, las relaciones de parentesco espiritual, que tener asegurado económicamente el futuro y tener las necesidades básicas satisfechas porque generalmente es posible vivir de una utilización mínima de los recursos naturales. Este estilo de vida paradisíaco podía ser ideal si este pueblo no se viera acorralado por la mentalidad capitalista y las prácticas de explotación indiscriminada de las multinacionales, la búsqueda de dominio de territorio y de poder de los diferentes grupos armados.

Desde este contexto hacer teología afroamericana es dar una mirada nueva y liberadora a la historia y a la vida actual de este pueblo, que en su mayoría sigue cargando las consecuencias sociales y económicas de la esclavitud.

Por tratarse de los primeros intentos en este ámbito, carecemos de la información necesaria para abarcar las particularidades de cada país y región, por eso este trabajo sólo presenta algunas experiencias que nos permiten darle base a la reflexión y sobre todo motivarnos a la sistematización de la teología propia, respondiendo a los gritos del pueblo negro y a la acción liberadora, siempre novedosa del Dios de Jesucristo.

Para facilitar el desarrollo del tema se ha dividido en tres subtemas: Huellas de la historia, donde se resaltan algunos datos de la esclavitud que marcaron la vida económica del pueblo afrodescendiente y su lucha constante por la vida y la libertad; en el subtema Nuevo marco legal, se busca presentar la actualidad, el proceso organizativo, los logros obtenidos a nivel de reconocimiento jurídico, las limitaciones y posibilidades, para terminar en la tercera parte afirmando que El Reino de Dios está presente en la búsqueda del pueblo negro, relacionando esta reflexión con la Teología de la Liberación y la Teología Contextual Surafricana.

En este pequeño aporte el punto de vista es la justicia, la opción de Jesús y de los cristianos por los desposeídos, no para resaltar ingenuamente la pobreza, sino para luchar contra las causas que la generan y valorar las estrategias que ha construido el pueblo afroamericano por la vida y la libertad, superando la esclavitud y la muerte. No se trata de una experiencia excluyente sino de una realidad concreta que puede dar sugerencias válidas para otras realidades.

 

CONTENIDO


 

1. Huellas de la historia

Para entender hoy la forma como el pueblo negro maneja su vida económica y el modelo económico que ha desarrollado es preciso dar una mirada así sea muy somera a la historia, a la ubicación geográfica y a la capacidad de adaptación creativa que ha desarrollado.

El negro como esclavo entró en toda América Latina, por la valoración de sus músculos para el trabajo físico, su capacidad de resistir el clima tropical y a la intemperie, los europeos utilizando mecanismos de deculturación buscaron en forma consciente desarraigar la cultura propia de cada grupo de origen, para poder masificarlos y convertirlos en máquinas humanas programadas sólo a responder a los fines de explotación económica indispensables en la estructura colonial del triángulo negrero; pero en la justificación se presentaba un motivo religioso afirmando que en América serían bautizados y era mejor suerte morir cristianos que vivir paganos.

El africano que en la unidad tribal y en hacer parte de una familia cifraba su identidad, después de la travesía de África a América se encontraba en completo aislamiento y forzado a integrarse a una nueva vida que lo marcará para siempre a él o a ella y a sus descendientes: La casa grande o las cuadrillas.

Ingleses, franceses, españoles, portugueses y holandeses, dejaron su propia huella en cada colonia. Las legislaciones, las relaciones amo-esclavo, el acento puesto a las diferentes producciones, la forma en que se intentó imponer la propia religión, el modo de aceptar el mestizaje y la manumisión, y aún la zona de reclutamiento en África, dependía de cada potencia colonial.

CONTENIDO

 

1. 1 Conquista de la libertad social y económica

Los africanos y sus descendientes buscaron por diferentes vías la libertad social y económica: El cimarronaje, los Palenques, el quilombo del Brasil, la automanumisión, la manumisión, el campamento minero.

El cimarronaje ha sido analizado, en numerosos escritos, como la forma más significativa en que los esclavos negros huían de esa situación de esclavitud[5]; pero también se encuentran testimonios escritos, donde los negros podían contar con el día sábado de trabajo personal para comprar su libertad, aprovechando la ley de automanumisión que hacía parte integral del sistema de esclavitud español y portugués.

De parte de los europeos se distinguen claramente dos sistemas esclavistas, españoles y portugueses facilitaron la manumisión en Latinoamérica, en cambio los británicos y norteamericanos se opusieron con obstáculos legales a esta práctica, ambos sistemas fueron crueles e inhumanos pero por influencia de las respectivas iglesias tuvieron una visión moral diferente del negro y del esclavo. Los ingleses identificaron negro y esclavo, el mero hecho de ser negro era presunción de condición de esclavo[6], lo cual incluía a mulatos y mestizos, el negro esclavo era una cosa, una propiedad, no así para Brasil y las regiones dominadas por los españoles, donde a pesar de ocupar el nivel más bajo en la escala social, el negro y los mestizos no se identificaban estrictamente como esclavos, eran seres humanos, con algunos derechos y sobre todo con la posibilidad de llegar a ser libres.

Muchos libres[7] continuaban habitando zonas cercanas a las minas donde antes laboraban bajo condición de esclavitud; algunos lograban prosperar dándose varios casos de negros propietarios de minas que trabajaban con su propia familia o con esclavos adquiridos.

Con el transcurrir de los años individuos liberados de la esclavitud dedicaron sus esfuerzos a las labores agrícolas para la autosubsistencia o se desempañaron como bogas en el transporte por río, empleados por comerciantes de la región.

La situación que se creó en las décadas anteriores a la independencia, el cambio económico y político, las continuas rebeliones de los cimarrones, el alto costo aduanero, el contrabando, etc. afectaron las grandes ganancias que producía el tráfico esclavista, produciéndose primero la abolición de la trata, donde ingleses y franceses fueron los primeros, y solo en un segundo momento se logró la abolición de la esclavitud:

Abolición de la trata
Abolición de la esclavitud
Inglaterra1.8081.833
Francia1.8271.848
Estados Unidos1.8121.865
España1.820
Brasil1.9501.888
Ecuador
1.851
Colombia
1.851
Venezuela
1.810
México
1.810
Chile
1.811
Argentina
1.812
Cuba
1.880

En las nuevas Repúblicas los esclavistas que no querían perder su inversión, exigieron una indemnización por los esclavos liberados y el Gobierno aceptó, comprando prácticamente a los amos todos los esclavos, por medio de las Juntas de Manumisión que se crearon, para este fin. En estas oficinas se proporcionaba la carta de libertad para el esclavo y para el amo un certificado por el valor estimado del esclavo.

Por esta razón el gobierno quedó fuertemente endeudado con los esclavistas; y la misma ley tuvo que poner un tope al valor de las indemnizaciones para evitar especulaciones: En el caso de Colombia no se pagaría por los esclavos menores de 18 o mayores de 60, los hombres menores de 45 no podían ser avaluados en menos de 1.600 reales y de 1.200 las mujeres, para los mayores de 45 el valor máximo era de 1.200 para los hombres y de 800 para las mujeres[8]

Pero el esclavo recobraba la libertad desprovisto absolutamente de todo, para algunos fue una situación más dramática que la misma esclavitud, pues habían perdido la capacidad de dedicarse a otros trabajos y de buscar por su propia cuenta vestido, alimento, techo y salud, por eso no es de extrañar que algunos preferían quedarse sirviendo a los mismos amos.

En cambio las personas o los grupos que ya habían logrado su libertad, o familiares de los libertos iniciaron un proceso de expansión por las riberas de los ríos, las salidas al mar, alrededor de las minas, dominando nuevos territorios o se quedaron en las nacientes ciudades ejerciendo múltiples trabajos manuales.

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1.2. Practicas tradicionales de producción y posesión del territorio

La población negra libre fue poblando las cuencas de los ríos y fundando comunidades en zonas de difícil acceso asta donde no llegaba la influencia, primero del Estado colonial ni luego las autoridades republicanas.

En algunos países estas comunidades gozaron de una cierta autonomía que facilitó la recreación de nuevas formas de organización social y la adopción de prácticas productivas, que en varias regiones aún se conservan.

En el conocimiento de los recursos fue importante la propia experiencia, como también la adopción de las técnicas de los indígenas y de los europeos. En este proceso lograron alternativas de producción y subsistencia y la elaboración de un amplio saber sobre las cualidades y utilización de las plantas y la fauna silvestre[9].

Así se manifiesta la presencia de una cultura negra, siempre viva y versátil, imaginando y construyendo un mundo posible y diferente, porque a pesar de los desmanes de una realidad económica de expoliación y marginación el pueblo negro ha creado y diseñado estrategias de adaptación[10] que lo identifican en la producción de una cultura que es cultura de mar, de río, de selva, y de barrios marginados de la ciudad.

Es muy significativa la interacción entre la naturaleza y los afrodescendientes, posiblemente por la similitud con algunas regiones del África: Mar, río, selva y luna determinaron las prioridades de este mundo cultural, nada se hace a espaldas de ellos, marcan la jornada diaria y las actividades de caza, pesca, agricultura, extracción de maderas y minerales. Los pobladores se someten a lo ordenado por la marea, al ciclo permanente de la luna y la abundancia o escasez de las lluvias

En una economía de subsistencia el hombre y la mujer negra aprendieron de su propia experiencia y de las relaciones con el pueblo indígena la utilización adecuada y sostenible de los recursos naturales, la agricultura, la minería, la caza y la pesca se practicaron con técnicas artesanales y estilos comunitarios como la minga, y la mano cambiada.

Los pueblos indígenas y negros conservando sus características propias lograron crear mecanismos de relación y de respeto mutuo, realizando una explotación mínima de los recursos naturales. Selvas, bosques, mar, ríos, esteros y quebradas constituyeron el hábitat natural del pueblo negro, proporcionándole no solo el alimento, vivienda y vestido sino también el espacio sagrado para reelaborar su cosmovisión, la relación con Dios y con los otros pueblos.

Mitos como la tunda[11], el duende[12], el riviel[13] etc. y fiestas religiosas católicas con sus correspondientes novenas, respaldaron el uso adecuado de los recursos naturales marcando lugares y tiempos sagrados, en los cuales no se debía hacer ninguna explotación de la naturaleza.

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1.3 Búsqueda del bienestar religioso e integral

La ubicación de grupos afrodescendientes en las ciudades y en el campo marca el concepto de bienestar y las metas que cada uno busca, para los primeros el estudio y la participación en la vida social y política de los distintos países se convierte en el gran desafío, y en este ámbito encontramos líderes que a nivel personal o en pequeños grupos llegan a incidir en la vida de sus respectivas regiones y países, luchando contra la invisibilidad que la sociedad dominante impuso por tanto tiempo.

Los grupos ubicados en sectores rurales como reacción al trabajo forzado y agotador de la época de la esclavitud, recrearon un sistema de trabajo con los ritmos de la naturaleza, dándole mucha importancia al tiempo de descanso y del compartir comunitario, donde las celebraciones religiosas católicas, evangélicas y de las religiones afroamericanas como el Candomblé[14], la Umbanda[15] y la Santería[16] ocuparon un puesto privilegiado.

A medida que el negro va ganando espacios en el concurso de la sociedad empieza a distinguirse en los deportes, la música, el folklore, etc.; pero en la mayoría de los casos son logros individuales, que no repercuten la situación colectiva del pueblo. Es muy significativo el caso del Perú donde se reconoce y admira el testimonio de San Martín de Porres, pero se desconoce o se hace invisible la participación de los afrodescendientes en la construcción de la identidad peruana.

Superando todas las diferencias originadas por la ubicación geográfica, el tipo de trabajo, y la influencia de las colonias que le correspondió a cada grupo afrodescendiente, encontramos en los rituales alrededor de la enfermedad y la muerte, la expresión cultural más reelaborada donde la herencia africana es el eje que mantiene la identidad cultural, sin rechazar la integración de aportes indígenas y europeos.

En este campo hay un gran reto para la Teología Afroamericana, pues es preciso teorizar y sistematizar el proceso de inculturación del evangelio que el pueblo ha vivido, inicialmente como algo impuesto, pero posteriormente integrando el mensaje liberador del evangelio con la herencia cultural africana[17]

 

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2. Nuevo marco legal

El proceso de modernización de los países latinoamericanos y caribeños ha dejado en la marginación a los pueblos afrodescendientes, negándoles el derecho de propiedad a las tierras que ancestralmente han habitado y trabajado, es lo que reconocen los Obispos reunidos en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:

“rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos, que, viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más pobres entre los pobres” [18]

La mentalidad capitalista y la globalización de la economía han acelerado la explotación de los recursos naturales en muchos sectores poblados por afrodescendientes, agravando la situación de dependencia y destrucción hasta poner en peligro la alimentación, el transporte y la vida misma de los habitantes, por eso en varios países se ha generado un proceso organizativo que va logrando algunos reconocimientos jurídicos y sociales.

En el caso de Colombia, organizaciones de base como la Asociación Campesina Integral del Atrato – ACIA, la Organización de Barrios Populares – OBAPO, la Asociación Campesina del San Juan – ACADESAN, la Asociación Campesina del Alto Baudó – ACABA, la Coordinadora de comunidades negras del Valle, Palenque de Nariño, organizaciones del Cauca y otras han dado un paso trascendental con el reconocimiento legal y el fortalecimiento de los derechos patrimoniales de las comunidades negras que se concretan en la Constitución Política de 1991, y con la expedición de las Ley 70 de 1993.

En Brasil y Perú también se han dado importantes pasos en el proceso organizativo y se han logrado algunos reconocimientos jurídicos, en el Ecuador se tienen experiencias como la de la Federación de Organizaciones y Grupos Negros de Quito y de Pichincha.

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2.1. Para una gestión del etnodesarrollo desde la población afrocolombiana

En algunos países existen Instituciones gubernamentales y privadas, lo mismo que sectores de iglesias que manejan información y recursos, pero que actuando como ruedas sueltas, no tienen en cuenta los procesos locales del pueblo Afro y su visión propia del desarrollo por tanto se realizan programas con grandes inversiones, que no llegan a potenciar las posibilidades propias del pueblo.

En el caso de la costa Pacífica colombiana se han analizado los factores que potencian y los que obstaculizan lo mismo que los objetivos que facilitarían el etnodesarrollo desde las comunidades:

Factores que potencian un auténtico plan de etnodesarrollo:

Factores adversos:

Objetivos desde el interior de las Comunidades negras:

En esta misma línea son muy significativas las conclusiones del Taller sobre Negritud, proyectos políticos y nuevo orden social, después de reconocer el devastador impacto que el modelo de planificación económica concebido a partir de la óptica política de los países ricos, que impone patrones de producción y de mercadeo que no satisfacen las exigencias y formas de vida de los empobrecidos: negros, indígenas y mestizos:

“la negritud es una postura histórica, política y una actitud de reivindicación y rescate ante la historia de la negación del negro... reivindicación también del derecho que tenemos de disfrutar las riquezas que ayudamos a construir o de las cuales fuimos sus principales edificadores”[20]

Este mismo grupo de reflexión propone establecer una red de información entre los grupos negros de los diferentes países para eliminar el efecto, muchas veces negativo, de los medios de comunicación y:

“Construir redes de apoyo económico que permitan financiar proyectos productivos micro y macro empresariales que permitan el sustento y mejore las condiciones de vida de las comunidades negras... tradicionalmente excluida del acceso a bienes materiales y espirituales”[21]

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2.2. Sistemas productivos y seguridad alimentaria

Como en los tiempos bíblicos, la producción y conservación del trigo fue el mecanismo utilizado por los Faraones Egipcios, para esclavizar al pueblo (Gn. 47, 13–26) hoy existen mecanismos que controlan la producción e intentan propagar el monocultivo, para mantener en situación de dependencia a cada región, por eso es un compromiso del Agente de Pastoral que acompaña al pueblo negro motivar la toma de conciencia sobre los “sistemas productivos y la seguridad alimentaria”.

Es claro que el pueblo negro construyó una determinada manera de ordenar el uso del territorio y unos sistemas de producción, su estrategia para reproducir el modelo de adaptación, derivan su eficiencia del conocimiento dinámico de los distintos tipos de paisajes y ecosistemas, tanto en sus potencialidades como en sus limitaciones.

Por lo tanto, se tratará de promover el desarrollo de políticas y programas que potencien los sistemas tradicionales de producción, propiciando su mejoramiento por medio de tecnologías adaptadas y aprobadas en el medio, sin grave impacto para la biodiversidad y garantizando al mismo tiempo la seguridad alimentaria.

El fortalecimiento institucional es clave para la capacitación del recurso humano, en los niveles técnicos, profesional y comunitario para que pueda ser factible una adecuada validación y aplicación de conocimientos y tecnologías que mejoren la productividad de los ecosistemas sin amenazarlos.

También será necesario propiciar el desarrollo de sistemas productivos sostenibles alternativos, haciendo énfasis en los productos de sello ecológico, por medio de experiencias piloto, susceptibles de extenderse a condiciones regionales similares. Ello implica también la conformación de un sistema de mercadeo comunitario que potencie las posibilidades de sus productos ecológicos – Mercados verdes - los intercambios interregionales pueden incluirlas como una forma de recuperar germoplasmas perdidos necesarios para garantizar la seguridad alimentaria.

De otro lado, es necesario trabajar en la identificación, evaluación, valoración y promoción del intercambio de servicios ambientales. En la actualidad existe interés en estos temas por parte de los gobiernos departamentales y de las organizaciones comunitarias, porque se ve en ello una alternativa para acceder a recursos económicos destinados a la conservación ambiental, por medio de la venta de bonos ambientales en las bolsas internacionales.

Por otra parte con la población urbana, sobre todo con los sectores ubicados en los barrios marginados de las grandes capitales es preciso potenciar las experiencias que ya se vienen trabajando, las tiendas comunitarias, las microempresas de cría de pollos, de artesanías, de dulces, etc.

Todas estas alternativas no pueden olvidar el factor religioso, recreacional y de integración comunitaria, pues la filosofía capitalista califica al pueblo negro de perezoso y flojo, por su ritmo de trabajo, pero en el concepto de bienestar Afroamericano se percibe el valor de la vida, de gozar esa vida, del compartir, y de agradecer a Dios y a los antepasados muy por encima del estilo acumulador que está destruyendo el equilibrio de la naturaleza; y sin llegar a interpretaciones superficiales podemos decir que el pueblo negro, con su ritmo de vida y trabajo se acerca a la enseñanza liberadora de Jesús de Nazareth (Cf. Mt. 6, 25–34).

 

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3. El Reino de Dios presente en la búsqueda del pueblo negro

La Teología Afroamericana busca dar una mirada de fe a la realidad integral que vive el pueblo negro, privilegiando a los sectores más empobrecidos de esta población, para seguir el estilo trazado por Jesús de Nazareth, para quien los pobres, los excluidos de la sociedad son los primeros destinatarios del Reino de Dios (Cf. Lc. 4,18 y 6,20).

Por esto no debe extrañarnos que todos los temas que tienen que ver con la vida y la dignidad del pueblo negro sean abordados con una mirada de fe como expresión del compromiso teológico y pastoral de quienes nos declaramos seguidores del Dios de Jesucristo que ve, escucha, y baja para acompañar el proceso liberador de su pueblo (Éxodo 3,7-9)

La pobreza, discriminación y marginación que ha vivido el pueblo negro no son casuales, hacen parte de la injusticia institucionalizada que a lo largo de la historia ha permitido a unos pueblos someter a otros y reducirlos a condiciones infrahumanas, como la que vivió el pueblo de Israel. Ante esta cruda realidad el mensaje evangélico no puede ser imparcial, debe tomar partido por los marginalizados y empobrecidos y proponer estrategias concretas que permitan superar estas condiciones.

La perspectiva unitaria y dialéctica de la historia, permite ver la presencia del Reino y de sus bienes en realidades que en sí misma no se llaman Reino o divinas. Toda actividad secular, como la actividad política y económica, la lucha de los oprimidos, la identidad de los pueblos, pueden ser portadores de los bienes del Reino como la justicia, la superación de la discriminación, formas pertinentes de participación popular.

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3.1. En sintonía con la Teología de la liberación

La Teología de la Liberación ha nacido de la realidad de pobreza y muerte de latinoamericana, reconociendo la intuición de los pobres como nuevo sujeto histórico que descubre y se aferra a la fuerza liberadora del mensaje evangélico, como lo afirma Gustavo Gutiérrez:

“Liberación... Se trata de un proceso global al que no escapa ninguna dimensión humana, porque expresa en última instancia, la acción salvífica de Dios en la historia. Esa percepción parte del convencimiento de que la pobreza que se vive en América Latina (y otros lugares del mundo), con sus causas y sus consecuencias, significa una realidad de muerte negadora del primordial derecho humano a la existencia y al Reino de la vida[22]

Con la novedad de atreverse a buscar las causas fundamentales de la pobreza y resaltar el proceso vivido por los pobres, quienes al apropiarse el mensaje evangélico fortalecen su búsqueda de mejores condiciones de vida y dan una interpretación nueva, planteando un juicio, una crisis a muchos aspectos de la espiritualidad aceptada en tantos círculos cristianos, se convierte en un “tiempo propicio” (2 Cor.6,2), un kairós, para el pueblo latinoamericano[23]

Como creyentes afroamericanos hemos recibido el aporte valioso de esta Teología y en sintonía con ella retomamos la situación particular del pueblo afrodescendiente, que además de ser pobre y marginado, como el gran porcentaje de América Latina, sufre las secuelas del período de esclavitud hacia dentro y hacia afuera, pero que también está viendo su “momento propicio” en la recuperación de la identidad, la reflexión sobre la propia realidad, la espiritualidad, el reconocimiento legal y el intercambio desde los diferentes países.

A pesar de todos los cuestionamientos que se hicieron a la Teología de la Liberación, ésta ganó su espacio propio y sobre todo rescató la vivencia de la espiritualidad del estilo elitista y cerrado en que se había convertido por tantos siglos, para devolverle su sabor popular y comunitario que coincide con las primeras comunidades cristianas, descritas por los Hechos de los Apóstoles (Hch. 11,19-26).

Las Comunidades Eclesiales de Base, las experiencias de inserción de Congregaciones religiosas y de grupos de seglares, la reflexión de la Biblia desde el pueblo, experiencias ecuménicas, se pueden considerar frutos de este kairós latinoamericano; y ahora llegó el momento que la Teología Afroamericana enriquezca este conjunto, aportando su propia experiencia y la lectura que desde ella se ha generado.

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3.2. Relación con la Teología Contextual surafricana

Es muy significativo que en la lucha contra el apartheid nació y se desarrolló la Teología contextual surafricana, con representantes como el Dominico Albert Nolan, quien entrevistado por Efrem Tresoldi afirma que los contextos de los cuales hay que partir hoy para hacer teología son la economía, la cultura, la ecología, la moral, el feminismo, etc.[24]

Para saber si una práctica lleva al Reino no basta que se autodenomine así; lo decisivo es su bondad objetiva, sus criterios éticos que lleguen a demostrar que dicha práctica produce bienes sociales para todos y no sólo para las élites sociales. ¿ En qué forma tal política atiende los reclamos de la justicia? ¿cómo atiende el Estado los intereses vitales de todos, especialmente los referentes a las fuentes de la vida: alimentación, trabajo, salud, educación, vivienda?. El Reino pasa por aquellas mediaciones que se justifican éticamente partiendo de una jerarquización de prioridades definidas con base en el interés colectivo y no en las ventajas de unos sectores de la sociedad.

Todas las realidades a los ojos de la fe, poseen conexión con Dios; compete a los hombres y mujeres de fe ver semejante dimensión teologal y al teólogo expresar en lenguaje adecuado esta dimensión. Lo teologal, carácter objetivo de la presencia o ausencia de Dios, se transforma entonces en teológico, es decir en el discurso explícito y consciente acerca de lo teologal[25]

 

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3.3. Triunfo de la vida y la libertad sobre la muerte y la esclavitud

La sistematización de la Teología afroamericana está dando sus primeros pasos, en algunos lugares se han logrado consensos significativos, en otros apenas comienza, pero somos conscientes que se ha iniciado un camino que no tienen marcha atrás, porque lo nuevo es la sistematización, no la experiencia, ni la creatividad del pueblo.

Estamos ante la dialéctica: Vida – Muerte, Libertad – Esclavitud, que ha acompañado al pueblo afrodescendiente a lo largo de su historia, desde el momento que capturado y tratado como esclavo en la propia madre África, se ve obligado a superar las distinciones tribales, para conformar una sola aldea, la aldea de los hombres y mujeres esclavizados.

Los valores cristianos de vida y libertad adquieren un significado profundo y original para el pueblo negro en la medida que muerte y esclavitud fueron la bandera de los opresores, la estrategia de sometimiento con las cuales se buscó destruir la raíz de la identidad.

Iniciamos esta reflexión hablando de esas huellas de la historia, huellas de muerte y esclavitud, pero también y sobre todo de amor a la vida y de lucha por la libertad.

El testimonio de los cimarrones, de los palenques y quilombos, de los artesanos, de los bogas, de las mujeres negras en la casa del amo, de las vendedoras de frutas y dulces, de los mineros, etc. nos hablan de mujeres y hombres aferrados a la vida, creando diferentes estrategias para sobrevivir física y culturalmente, propiciando que sus descendientes obtuvieran mejores condiciones de vida y trasmitieran la cosmovisión propia.

En este duro recorrido la espiritualidad africana, amenazada, perseguida y calificada de brujería, llega a su núcleo más profundo para insertarse a la propuesta del Evangelio, que también llegaba esclavizado, con el estilo de los opresores; y es aquí donde nuestros antepasados intuyen, a pesar de la situación de esclavitud y muerte que la Buena Nueva de Jesucristo coincide con sus ideales de Vida y libertad.

Las expresiones religiosas, ritos, cantos, mitos y las propuestas de solidaridad que cada grupo afrodescendiente elaboró, según la realidad geográfica y la incidencia de europeos e indígenas es el testimonio más evidente del amor a la Vida y a la libertad.

Estamos pues en el corazón de la espiritualidad afroamericana y en la esencia de la Buena Nueva, pues Jesús de Nazareth nos propone “vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10) y en el programa de su misión, según el Evangelio de Lucas, viene a “ predicar a los cautivos su liberación” (Lc. 4,18). El manejo espiritual que hace el Apóstol Pablo de los términos muerte (pecado, ley) y de vida (gracia, libertad), tienen pues, para el pueblo afrodescendiente la fuerza de experiencia vivida en carne propia, y en la historia del pueblo (Cf. Rm. 5, 12-21).

Las practicas tradicionales de producción en las regiones de los ríos, y el mar, donde la población afrodescendiente es mayoría y se ha apropiado el territorio, y las condiciones de trabajo en el campo y las ciudades, están marcadas por la espiritualidad y la cosmovisión que celebra la vida y la libertad, aún en las situaciones más adversas, la pobreza. La marginación, la discriminación racial y religiosa no han podido destruir la alegría del compartir, la fe en Dios y en los antepasados donde se encarna el amor a la vida y a la libertad.

Pero el desafío actual, al intentar sistematizar esta experiencia de espiritualidad es por un lado el amor y la fidelidad al pueblo afrodescendiente, para no convertirnos en una nueva dominación y por otro lado amor y fidelidad a la Buena Nueva de Jesús de Nazareth, porque si lo aceptamos y creemos en Él encontraremos la vida, la vida eterna. “ Este es el testimonio que Dios nos ha dado, la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida...” (1 Jn. 5, 11–12).

La vida eterna, proclamada por Jesús, no es una promesa para el más allá, pues esta interpretación fue utilizada para invitar a los esclavizados a sufrir con resignación las humillaciones y la explotación de su trabajo, el Jesús que promete la vida, es el mismo que con acciones concretas demostró que venía a realizar la liberación de todas las esclavitudes, aquí y ahora (Lc. 7,22), la vida es un bien que el creyente posee ya sobre la tierra (Jn. 5, 24; 1 Jn. 3,14; Rm. 6,4–11; 8.6; Col 3,3) pero al mismo tiempo un valor escatológico.

La vida, que para el afroamericano significa alegría, celebración, comunidad, es dada por Jesús (Jn. 4,14), el Mesías que invita a su seguimiento, no individualmente sino como comunidad, como pueblo (Jn. 1,35–51).

Solo siendo fieles al pueblo afroamericano y fieles a Jesús de Nazareth podemos aportar desde la teología, al caminar de este pueblo en busca de fortalecer la propia identidad y de lograr mejores condiciones de vida para enriquecer la humanidad con su espiritualidad y sus valores y así conseguir “ relacionarse con plena igualdad con todos los pueblos de la tierra” (Puebla 251).

 

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CONCLUSIÓN

En la historia del pueblo negro en América colmada de desalojos, esclavizaciones y luchas por la vida, la libertad y el territorio, es bueno destacar los procesos de adaptación al medio natural, principio obligado para la búsqueda, validación y desarrollo de alternativas productivas sostenibles.

Los diagnósticos elaborados por las instituciones presentan los sectores habitados por el pueblo negro como de poca capacidad de gobierno, de baja capacidad técnica, humana y económica. Con una reducida inversión que obedece a que no se han identificado prioridades de desarrollo, lo cual está ligado al hecho de no disponer de adecuados sistemas de información que permitan tomar decisiones, así como de mecanismos de control, seguimiento y evaluación.

Actualmente las comunidades negras por medio de sus procesos organizativos, han empezado a incidir notablemente en el replanteamiento de programas y en procesos de planeación y formulación de propuestas para sus respectivas regiones, respaldados en la legislación de los países como Colombiana, Ecuador, Brasil y Perú que les reconoce tales derechos, actuando en procesos de concertación que a su vez permiten cualificar la relación de las comunidades con las instituciones, rompiendo las barreras clientelistas tradicionales y los vicios del quehacer politiquero.

Sin embargo, aún es necesario trabajar en la consolidación de condiciones para que las comunidades alcancen mayores niveles de negociación y asuman con fortaleza su papel de actores principales en la orientación del etnodesarrollo, y la búsqueda del bienestar a partir de la propia cultura.

El caminar lento y doloroso del pueblo negro hacia el fortalecimiento de su propia identidad, y a la búsqueda de mejores condiciones de vida en el territorio que ha habitado por varias generaciones, en contravía de los intereses de la sociedad dominante y de los actores de violencia, se inserta claramente en la utopía de la liberación que conduce al Reino de Dios.

En este sentido la teología afroamericana, es heredera de la Teología de la liberación, reconociendo la acción salvífica de Dios en la historia, y del convencimiento de que la pobreza, y la marginación por ser un grupo étnico diferente a la sociedad dominante, es una realidad de muerte, que niega el mensaje de Jesús de Nazareth, que vino para que el pueblo tenga vida y vida en abundancia.

Este pueblo negro de América Latina y el Caribe que ha sobrevivido en situaciones tan adversas, que ha soportado la esclavitud más larga y sin retorno que registra la historia de la humanidad, este pueblo ha entonado y sigue entonando cantos de lucha, de alabanza y de hermandad, como los salmos del pueblo de Israel para expresar a Dios sus sufrimientos, sus búsquedas y sus consuelos en medio del sufrimiento.

Este pueblo ha elaborado su propia teología, sabe encontrarse con Dios, dialogar con Él y descubrirlo en las situaciones de dolor y en las situaciones de alegría. En su relación con el Padre de Jesucristo, el Dios de la vida y de la libertad ha encontrado la fortaleza para construir nuevas relaciones en una tierra extraña, que poco a poco se va haciendo propia, porque en ella van quedando las cenizas de los antepasados, los sudores y el sufrimiento. Para este pueblo esta reflexión quiere ser un aporte, reconociendo que la vida del pueblo negro, sus luchas y búsqueda de bienestar, su fe sencilla y sus expresiones religiosas, son la verdadera Teología Afroamericana, que hoy queremos expresar y compartir.

 

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APORTES

Roma, Junio de 2.000

 

Muy querida y recordada Ayda

 

Un saludo grato y fraternal llenos de abrazos negros, de paso te cuento
que estoy comenzando a conocer la diplomacia romana de la que tanto se
habla y tan necesaria en algunos contextos, vamos a ver como me va por
aquí.

 

Acabo de leer tu texto “LIBERACIÓN Y BIENESTAR DEL PUEBLO AFROAMERICANO”
siento que el desarrollo es coherente, haces un esfuerzo grande de
investigación y por ello tu texto aporta mucho en esta búsqueda que
estamos comenzando para encontrar nuestra identidad teológica.

 

Por otra parte pienso que hay personas como tu que saben demasiado y les
toca escoger en medio de tantos conocimientos algunas ideas para escribir,
de verdad, por eso en el desarrollo del texto veo que hay unos datos que
aún cuando son interesantes para la causa afro y más aún afro colombiana,
en el articulo que escribes podrían quedar por fuera y dárseles otro
tratamiento. Esto pienso exactamente del punto 2 y entiendo que deseas
rescatar los aspectos teológicos emergentes en ese desarrollo, pero
personalmente leyéndolo me perdí y necesitaba volver de nuevo una y otra
vez para ubicarme.

 

Mi sugerencia, más concreta es: en tu articulo si es posible se podría
dejar por fuera el punto 2, “NUEVO MARCO LEGAL”, que como te digo antes
está muy bien desarrollado pero aporta poco teológicamente y sí hace tu
articulo un poco extenso. Este aspecto puede ser retomado en otro tipo de
artículos. De todas maneras es mi sugerencia, tu verás.

 

Gracias nuevamente por tu aporte y nos veremos alguna vez en Colombia,
espero estén en comunicación con Ancila y con los de la CRC para que no
ser olviden de nosotros los Afrocolombianos y nuestras causas. Si
escribes a mi E-mail podré leer tus mensajes desde aquí un poco lejos
pero cerca por que hay muchas cosas que nos unen.

 

Hasta pronto, recuerdos, el negro Emigdio

 

 


 

NOTAS

[1] En el lenguaje característico del Pacífico colombiano se le dice “paisa” a toda persona mestiza o blanca que llega a la comunidad, no coincide con la demarcación geográfica de los nacidos en el Departamento de Antioquia.

[2] El Borojó, es una fruta única de la región del Chocó, científicamente Borojoa patinoia, otro tipo de Borojó existe en la región del Amazonas, clasificado como Borojoa Duckei, Ambas especies pertenecen a la familia Rubiáceas. La fruta es redonda u oval, bastante carnosa y puede ser de 7 a 12 centímetros de diámetro, es rica en carbohidratos, calcio y fósforo, se utiliza para jugos y en el tratamiento de enfermedades estomacales, en su cáscara se encuentra el tipo de hongo que produce penicilina.

[3] El “papel” se refiere a las Escrituras o documentos de propiedad, del cual carecían las comunidades negras, pues todo el territorio del Pacífico colombiano tenía la figura jurídica de “tierras baldías” antes de la Ley 70 de1993, o Ley de negritudes.

[4] El Alambrao es una fiesta religiosa de carácter particular y familiar, se hace en honor a la Virgen o a los Santos el día de su fiesta, una petición o una acción de gracia. En la casa se arregla un altar ante el cual se reza el rosario y se cantan los arrullos, desde el atardecer hasta la media noche, luego se quita el altar y se organiza el baile hasta el amanecer, con comida y bebida gratis para todos los participantes.

[5] Entre los líderes cimarrones se pueden destacar Alonso de Illesca en el Ecuador, Rey Miguel en Venezuela, Benkos Biohó en Colombia, Zumbi en Brasil, Rey Bonifacio en Bolivia, Nat Turner en Estados Unidos, Yanga en México, Lemba en República Dominicana, Toussaint L’ouverture en Haití, Cuadjoe en Jamaica y el Rey Bayano en panamá, con lo cual se comprende la importancia y lo general del movimiento cimarrón en todas las Américas. Cf. Instituto Nacional de Pastoral Afroecuatoriana, Historia del negro en América Latina, Quito, 1997. vol2 p.73 – 78.

[6] La Iglesia Inglesa no reconocía a los negros como seres digno de bautismo, la iglesia episcopal limitaba sus actividades a los blancos y abandonaba a los negros a las denominaciones disidentes, Los cuáqueros, al parecer fueron los primeros en realizar una labor evangelizadora seria entre los esclavos. Cf. Tannenbaum, F., El Negro en las Américas, esclavo y ciudadano, Piados.

[7] Con el término libre se identificó por mucho tiempo a los hombres y mujeres negros y negras que compraban su libertad y posteriormente a todos por la abolición de la esclavitud. Es término era común en el Pacífico colombiano hasta la década de los 70.

[8] Cf., Vargas Sarmiento, Patricia, Construcción territorial en el Chocó, Volumen I, ICAN, PNR, OBAPO, Impresión Arfo Ltda., Santa fe de Bogotá, 1999, p.103

[9] Ibid, p.33

[10] Whittenr, Norman E. Jr., Pioneros negros, p. 5 y 7

[11] Espíritu femenino maligno que se presenta en forma de una persona conocida, para extraviar a quien se le antoje en el monte. Solo el padrino, la madrina o las personas que sepan las oraciones oportunas pueden rescatar a quien se halla llevado la tunda.

[12] El duende, es un espíritu masculino travieso, que puede hacer maldades sobre todo a las mujeres jóvenes bonitas, pero que enseña a tocar el carrizo y guitarra a quienes saben su oración y lo buscan con tal fin.

[13] El riviel es un espanto que aparece en el mar, infundiendo mucho miedo en los pescadores y viajeros nocturnos, el mito dice que es la canilla de un ahogado que trata de ahogar a los marineros descuidados.

[14] Candomblé: Rito Nago, se basa en el sistema religioso de los Yoruba, quienes en Brasil se conocen con el nombre de NAGO. Es el culto más ortodoxo de todas las religiones afroamericanas, y esto se entiende porque los últimos africanos que llegaron al Brasil eran la mayoría yoruba, La relativa proximidad entre las costas nigerianas y brasileñaza facilitado el comercio entre los países, por eso algunos sacerdotes del Candomblé han recibido su formación en Nigeria. Cf. Pollak-Eltz, Angelina, Religiones Afroamericanas, Editorial Presencia Ltda., Santafé de Bogotá, 1994, p.80

[15] Umbanda: La Umbanda es un producto del desarrollo reciente de las religiones afrobrasileras donde se mezclan tendencias africanas, cristianas, indígenas y espiritistas, se trata pues de una religión heterodoxa, que practica nuevas formas de ritos religiosos, desarrollados por la clase media a base del KARDECISMO, DEL CHAMANISMO, DEL CAMDOBLE Y DEL CRISTIANISMO POPULAR. Los ritos sirven para solucionar los problemas de los adeptos aquí y ahora, cf. Ibid, p-116

[16] Santería: Es un culto afrocubano, donde hay que distinguir entre diferentes reglas o naciones, siendo las más populares la Regla de OBATALA (ocha) o Lucumí y la Regla MAYOMBE O Congo, que es la principal. La Regla de Obatala tiene mayor difusión en Cuba y en el exterior, se basa en la teogonía Yoruba, donde los Santos católicos camuflan a los Orichas. En Cuba los santeros no son perseguidos por la revolución. Fidel Castro fomenta el grupo étnico negro posiblemente para fines propagandísticos, y para agradar a los líderes radicales negros en los Estados Unidos. Cf. Ibid. P.173

[17] Se han realizado algunas investigaciones, en el ámbito católico, sobre la relación de las fiestas patronales y las deidades africanas, el ritual mortuorio, el agua del socorro –bautismo de los niños- etc., donde las expresiones culturales propias se revisten con el ropaje de la nueva religión.

[18] III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano – Puebla - No. 34

[19] Cf. Instituto de Investigación del Pacífico, Agenda XXI, documento base, versión preliminar, Julio 1999.

[20] Centro Cultural Afroecuatoriano, Teología Afroamericana, II Consulta Ecuménica de Teología y Culturas Afroamericana y Caribeña, ATABAQUE – ASSETT, Quito, 1998, p. 139

[21] Ibid., p.140

[22] Gustavo, Gutiérrez, Beber en su propio pozo, Centro de Estudios y Publicaciones- CEP – Lima, 1983, p.13

[23] Cf. Ibid. P.20

[24] Nolan, Alberto, Teología y contexto social, Revista Mundo Negro, Mayo 1999

[25] Cf. Boff, Leonardo, Desde el lugar del pobre, e d Paulinas, Bogotá, 1985,p.88

 

 

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