HISTORIA DEL PUEBLO AFROCOLOMBIANO - PERSPECTIVA PASTORAL CAPITULO 3 LOS AFRODESCENDENTES EN
En Colombia, país multi-étnico,
vivimos aproximadamente 10 millones de hombres y mujeres afrodescendientes. Existen regiones
donde la mayoría de su población es
negra. Esto nos lleva a preguntarnos por la
historia de nuestro pueblo afrocolombiano, para conocer, amar nuestras raíces y luchar por
el fortalecimiento de nuestra identidad. CENTRO DE ABASTECIMIENTO Y DISTRIBUCION Los historiadores señalan que entre 150 mil y 200 mil esclavizados entraron por Cartagena y fueron distribuidos hacia Ecuador, Venezuela, Panamá y Perú. De estos más o menos 80 mil quedaron en Colombia. Comprados en Cartagena y Mompox eran conducidos hacia los mercados del interior, a través de los ríos Cauca y Magdalena. Como centro secundario de comercio se constituyeron: Popayán, Santa fe de Antioquia, Honda (Tolima), Anserma (Caldas), Zaragoza y Cali. En los primeros años, de cada 100 esclavos 30 eran mujeres y los otros 70 eran hombres pues los esclavistas preferían a los hombres, para trabajar en las minas y haciendas, se despreciaban a los ancianos y a los niños. Posteriormente, cambian de estrategia y empiezan a traer más mujeres para garantizar el nacimiento de más esclavos. Actualmente el pueblo afrocolombiano
está presente en 800 municipios del territorio
nacional, incluyendo las regiones oriental y amazónicas. Los principales
territorios afrocolombianos son: las llanuras del
Atlántico y del Pacífico, los valles medio y bajo
de los ríos Magdalena y Cauca, Urabá y
Norte del Cauca. Las concentraciones urbanas más importantes están el las ciudades
de: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla,
Santa Marta, Riohacha, Montería, Sincelejo,
Buenaventura, Quibdó, Tumaco, Turbo y Guapi. TRABAJOS DE HOMBRES Y MUJERES ESCLAVIZADOS El pueblo afrocolombiano fue esclavo en las minas de Zaragoza, Cartago, Santafé de Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Chocó y Nariño. En el servicio doméstico en Santa Marta, Santafé de Bogotá, Cali, Popayán y Santafé de Antioquia; como agricultor y ganadero en la costa Atlántica, Valle del Cauca, Huila, Tolima y los Llanos Orientales; como boga por el río Magdalena; cargueros y cargueras por trochas y caminos. En lugares varios fueron forzados a trabajar como artesanos. Gracia al trabajo de los africanos y sus descendientes fue posible el desarrollo del país y el crecimiento del capitalismo. Las ganancias de la producción generada por el trabajo esclavo llevaron al proceso de industrialización de Europa, mediante el cual se avanzó hacia el modo de producción capitalista que luego se desarrolló en Colombia. Una variedad en el servicio doméstico en el ámbito urbano lo constituyó el esclavo convertido en fuente inmediata de ingreso para sus dueños; niños de 10 años, (hombre y mujeres) eran despachados por la mañana a buscar la vida, y debían regresar en la noche con dinero para sus amos; los hombres buscaban ganarse un jornal y las mujeres se dedicaban a la venta de frutas y dulces. La exigencia de algunos amos frente a la renta diaria dio origen a que algunas esclavas se dedicaran a la
CASTIGOS MAS COMUNES Mientras los esclavizados trabajaban eran vigilados por los capataces y, a un intento de descanso, eran castigados con el látigo. Si una persona africana o sus descendientes trataban de huir o en efecto huían y eran capturados los colgaban de una viga, se les daban 50 latigazos y más. Si el que huía era un capataz, o líder era cortado en pedacitos colocando parte de sus miembros en las plazas, para que los demás cogieran escarmiento. Si una mujer embarazada cometía un delito se hacía un hueco en la tierra donde se le metía la barriga y en la espalda le daban rejo; a los que huían al monte los perseguían con perros y si lograban cogerlo, como castigo le rompían el tendón del pie y le hacían cargar un hierro, en otros lugares les cortaban el pie o lo peor, los condenaban a muerte.[14] Otros castigos eran:
UNA SOLA LENGUA, UNA SOLA RELIGION Los dos grupos lingüísticos dominantes entre los africanos llegados a Colombia son: El bantú y el sudanés[15], los esclavizados generalmente estaban en condiciones de comunicarse con grupos tribales vecinos mediante el conocimiento de dos o tres lenguas o dialectos cosa que no le convenía al esclavizador. Por eso, para obligarlos a olvidar su lengua nativa, se les separaba de su grupo tribal y vecino; se les mezclaba con personas de otras tribus. La necesidad de comunicación se impuso y la lengua castellana pasó a ser la lengua usada, con la excepción del Palenque de San Basilio, donde quedó la lengua palenquera y San Andrés y Providencia donde se construyó una lengua criolla con expresiones del inglés, castellano y lenguas africanas. Por otro lado los doctrineros debían instruir en la fe católica a todos los esclavizados buscando alejarlos de sus practicas religiosas (ritos, mitos, cantos, dioses y visión de mundo) aludiendo que eran practicas diabólicas. Para ser reconocido en la nueva sociedad tenían que pertenecer a la religión católica. Recibir el sacramento del bautismo era una condición indispensable para entrar a la América hispánica, según las normas de la corona española, que prohibía la entrada a judíos, herejes y paganos. La mayor referencia a la metodología de adoctrinamiento a los esclavos en Colombia es la de los jesuitas Alonso de Sandoval y Pedro Claver[16]. Sobre todo de este último, quien tuvo como principal ocupación la acogida de los africanos y su bautismo a través de una catequesis que tenía como característica propia el amor y la caridad. La utilización de la cruz les permitió entrar al alma del pueblo negro, pues identificaban el sufrimiento de Cristo con el propio sufrimiento, además para el grupo bantú existía la referencia de la cruz Elegua. A pesar de ser una religión impuesta, pronto encontró muchos elementos comunes en la espiritualidad de las diferentes tribus de origen y se empezaron a recrear las tradiciones religiosas que llegan hasta nuestros días, en el ritual mortuorio, el agua del socorro, los alumbraos a los Santos, los alabaos y arrullos, lo mismo que las fiestas patronales. En Colombia, como en los países que
fueron colonias españolas e inglesas, se
conservaron elementos dispersos de la espiritualidad africana debido al adoctrinamiento cristiano intenso de españoles e ingleses,
en cambio en las colonias portuguesas y en las islas del Caribe fue posible la
conservación de estructuras y elaboración
de nuevas síntesis que hoy conocemos como religiones afroamericanas. Es el caso
del Candomblé y la Macumba en Brasil,
el Vudú en Haití, la Santería en Cuba y
República Dominicana y la filosofía religiosa
Rastafari, practicada especialmente en Jamaica, entre otras.
[13]Cf. Boletín de la Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA No. 25, Abril - Mayo de 1994, p.5 [14] Cf. TANNENBAUN, F, El Negro en las Américas, Biblioteca América Latina, Buenos Aires, 1.968, p 74. [15] Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, publicado por el Centro Experimental Piloto - CEP (Chocó) y Codechocó, p.16 [16]Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano, O.C. p. 34.
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