GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD
Traducción de trabajo de la Pastoral Afro Cali

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Los términos que componen el título de la actual comunicación hoy hacen parte del lenguaje común. Vivimos la época de la globalización. Los vocabularios modernos informan que "la globalización es un fenómeno observado en la actualidad que consiste en una mayor integración entre los mercados productores y consumidores de diversos países". Esto tiene que ver con la economía que es la ciencia que estudia las leyes que regulan la producción, la distribución y el consumo de bienes y el arte de poner en práctica las normas que de ésos se deduzcan". Los mismos vocabularios, sin embargo, nos dicen que existen otras direcciones para la palabra economía, entre ellos el teológico. En teología, economía es "todo el sistema de las iniciativas divinas, relacionado con el misterio de la Redención". A su vez, "globalizar dícese de asociaciones múltiples alrededor de una idea o de un tema". (Michaelis)

Aplicando estos conceptos al tema considerado, podemos afirmar que globalizar la solidaridad significa asociar en torno de la religión y la política, la economía y la sociología, la historia y las demás ciencias, los deportes y el comercio, en fin, todas las actividades humanas. Es una utopía de la cual no se puede soñar en el período actual de la humanidad. Pero es ciertamente un sueño de Dios, tan bien expresado en estas palabras del Apóstol Pablo en la 1ª Carta la Comunidad de Corinto; "Todo es vuestro, vosotros de Cristo. Cristo es de Dios" (Cor 3,22-23). ¿Sería posible una mayor globalización? ¿Una solidaridad más grande? Solamente la teología, por lo tanto; nos podría situar correctamente en el tema que debo presentar:

Globalizar la Solidaridad.

  1. Divulgándonosla el misterio básico de la fe cristiana, venimos a través de nosotros mismos con la manifestación más completa de la solidaridad. El padre genera al Hijo que es la imagen consubstancial de Padre. El Espíritu procede del Padre por el Hijo y ellos son el esplendor de la gloria. El Hijo poseétodo lo que tiene el Padre excepto el ser Padre. El Espirito Santo es la misma sustancia del Padre y del Hijo excepto ser Padre y ser Hijo. Pero el Padre está en el Hijo y en el Espirito Santo. Por lo tanto donde está el Padre, están el Hijo y el Espirito Santo. Poner esto se dice que "Dios es uno solo pero no lo es en solitario: subsiste en la trinidad de la personas. Esta misma certeza estabaa expresa en una frase que se consideró a la entrada de la ciudad de Goiana en Trindade para la ocasión del VI Encuentro Intereclesial de Comunidades de Base: LA SANTÍSIMA TRINIDAD ES LA MEJOR COMUNIDAD. Esta comunión profunda y total en la Trinidad, dando origen a la comunidad es también expresión máxima de la solidaridad. Para los Padres de la Iglesia, ésto es teología; la vida íntima de Dios. Pero la Trinidad también actúa externamente. "Mi padre está trabajando hasta ahora, y yo también estoy trabajando" (Jo 5,17). La ejecución de la obra de Dios es la creación y la redención. A esta obra externa los sacerdotes llaman economía.
     
  2. Siendo la Trinidad el modelo de los seres humanos, hombres y mujeres son llamados a vivir en comunidad y, por lo tanto, a volverse solidarios. Donde haya comunidad habrá necesariamente solidaridad. Por esto, se dice continuamente que la obra nace del amor de Dios. Fue Dios quien afirmó: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gen 2,18). El creó la familia que es la primera comunidad humana y la primera expresión de solidaridad. El pecado, rompiendo la relación filial de esta comunidad con Dios, también perturbó la comunión y la solidaridad fraterna. Adán acusa aEva, Caín mata a Abel. Pero pronto oyó la advertencia del Señor: Dónde está tu hermano Abel? (Gen. 4,9) El contestó que no era el guarda de su hermano. Pero él lo es. Para la ley de la solidaridad, todos somos responsables los unos de los otros.
     
  3. Lamentablemente el mal ejemplo de los primeros representantes de la raza humana, tenía sus seguidores. La humanidad continuó religiosa. Por toda parte se ofrecieron sacrificios a los dioses. Pero Dios deseó ser el referencial para la toma de decisiones. Dios se volvió inaccesible. Por más que se ofrecieran sacrificios de ovejas y de bueyes, la humanidad no pudo transpasar la distancia infinita que la separó del Dios vivo y libertador. Es así que, no siendo de la Trinidad, se realiza lo que ningún mortal podría imaginarse: una Trinidad, El Hijo se convierte en uno de nosotros, se convierte en Emanuel, Dios con nosotros y restablece la comunión de la humanidad con la Trinidad. No es la semilla que Dios da, no es un perdón de las deudas que Él nos concede, no es el bien que Él nos concede para ser felices. Es todo esto e infinitamente más; Él nos hace participantes de su naturaleza, nos da su Espíritu, nos hace sus hijos, no solamente somos llamados hijos sino que lo somos realmente, nos torna sus templos. Es la expresión más perfecta de la solidaridad globalizada.
     
  4. Éste es, para los cristianos, el modelo perfecto de solidaridad a ser copiado. Del Cristo muerto y restablecido viene también la fuerza para vencer los obstáculos que impiden o dificultan la solidaridad. Entendamos que la solidaridad, desde esta visión cristiana, no consiste solamente en dar limosnas, en contribuir financieramente de proyectos de promoción humana. Ni el perdón totla de la deuda externa que oprime a los países del llamado Tercer Mundo y les impide crecer y desarrollar programas sociales, no es esto solidaridad. Son expresiones válidas, pero la solidaridad va más allá y más profundo y llega la imitación de Cristo, para, por Él llegarse a la Trinidad. La solidaridad está, en el lenguaje paulino, en derrumbar losmuros de la separación puesto que "Nadie es más judío ni griego; ya no hay esclavo ni hombre libre, ya no más el hombre y la mujer; porque todos ustedes son uno sólo en Jesús Cristo" (Gal 3,28). La solidaridad es tener un solo corazón y una sola alma. Es colocar todo en comúnal punto de hacer desaparecer la pobreza. La práctica de las primeras comunidades cristianas, así como la ideología del socialismo, da la cierta medida de solidaridad: cada uno contribuye según su capacidad y cada uno recibe de acuerdo a su necesidad" de manera que a quien cosecha mucho nada le sobra, a quién cosecha poco nada le falta" (2 Cor 8,15). Esto es globalizar la solidaridad en doble sentido. Primero no es verdadera si se limita a lo estrictamente necesario para la supervivencia; tiene que extenderse a todas las necesidades de la persona humana. La campaña iniciada por Betinho era contra el hambre y la miseria y para la ciudadanía. Se extiende a toda la gente indistintamente, sin exclusión por motivo de religión, nacionalidad u otra de cualquier naturaleza que sea. Ella va en la dirección de incluir a todos los excluidos.
     
  5. Globalizar la solidaridad excede las necesidades materiales, intelectuales y sociales. No se refiere sólo a la carne, en sentido paulino. También se aplica al espíritu. Aquí es necesario practicar la justicia de modo más perfecto que el de los escribas y fariseos "justificando" a los injustos. "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Yo, sin embargo, les digo: Amad a vuestros enemigos y rueguen por quién os persiguen para que seáis verdaderos hijos de vuestro Padre que está en cielos, porque Él hace para salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos" (Mt 5,43-45). La samaritana, la pecadora, Leví y Zaqueo, entre otros muestran lo que es globalizar la solidaridad según el Evangelio, lo que significa justificar los pecadores.
     
  6. En la historia de la humanidad, ¿habrá ejemplos que se puedan decir que están en la línea de esta propuesta evangélica? Con certeza y muchos. Deseo mencionar dos solamente, los dos que no habrían nacido del cristianismo y que, si hubiesen sido percibidos e imitados por españoles y portugueses, los cristianos que invadieron nuestras tierras a finales del siglo XV y principios del XVI, habría dejado en América elmás hermoso testimonio de fidelidad a la palabra de Jesús. Me refiero, ya se percibe, a los quilombos y a los terreiros, dos marcos histórics de la presencia de la raza negra en tierras brasileñas.
     
  7. ¿Qué es el quilombo? Una comunidad de negros que conseguían escapar del cautiverio. Tres ya formaan un quilombo. Como no podían todavía realizar ningún proyecto, tres o cuatro quilombolas se apostaban al borde de los caminos para asaltar los que pasaran y conseguir alimentos y armas. Con las armas, buscaron liberar a otros esclavos que pronto se asociaron al grupo. Cuando el número creció y les permitía cierta estabilidad, buscaban un lugar en medio de los arbustos o en las cimas de las montañas y ahí iniciaban la vida comunitaria. El quilombo producía casi todo lo imprescindible para la vida del grupo. Cultivaron productos de subsistencia, con el algodón hacían tejido y fabricaban ropas, los herreros elaboraban herramientas para el trabajo y las armas para la defensa. Todos participaban, cada uno de acuerdo con su capacidad. Y ninguno era propietario de nada, todo pertenecía a todos. El quilombo permanecía abierto a otros esclavos que escapasen del cautiverio. Abierto también para los indígenas oprimidos e incluso para blancos perseguidos por las fuerzas de la represión, con la condición de que aceptaran la ley del quilombo. Nadie, por lo tanto, estaba excluido. La solidaridad era total. Los conquistadores no tenían este tipo de organización. Les interesaba solamente la plantación de caña de azúcar o, más adelante, del cultivo del café y la extracción de piedras preciosas. Practicaron el monocultivo porque su objetivo sólo era el lucro y el comercio. Por ese motivo, los portugueses tenían todo el interés en atacar los quilombos. Además de poder recapturar antiguos esclavos, si se apropiaban de abundante material, de tipo comestible, animales de transporte pequeños, paños y utensilios domésticos, además de las armas y de los instrumentos del trabajo. La solidaridad globalizada del quilombo bien podría inspirar hoy nuevas formas de relaciones de trabajo. El arraial de Canudos, conducido por Antonio Conselheiro, habría sido, creo, una producción auténtica del quilombo como comunidad de vida y de trabajo. Quizás en nuestros días encontremos algo similar en los mutirões que suceden en el campo y la ciudad. Aunque no son permanentes y si se limitan a la ejecución de un proyecto temporal, crean lazos y se limitan solamente a la relación entre pequeños. Recordadas estas excepciones, nos limitamos casi solamente la relación capitalista del trabajo que sólo conoce la forma patrón - empleado. El espíritu cooperativista es poco conocido y casi nunca se practica bien. Predomina el individualismo y el interés particular. Todavía tenemos mucho que aprender de nuestros ancestros africanos, de nuestros antepasados indígenas y de nuestros contemporáneos que constituyan el enorme ejército de "masas sobrantes" que sobreviven en una economía informal.
     
  8. El quilombo es expresión de la globalización de la solidaridad en la vida social y en el trabajo. El terreiro es prueba de la solidaridad en el sentido vertical, es decir, de las relaciones de la humanidad con Dios. Aquí tampoco hay exclusiones. Todos pueden frecuentar el terreiro y nadie es solo auxiliar. En el candomblé, que viene, participa de la convivencia fraterna, participa de las danzas y los preces, de la asignación de ofrendas hechas a los orixás. No hay exclusión de razas, idiomas, de condición social, todos son bienvenidos a una experiencia religiosa de encuentro con los orixás.
     
  9. Las Comunidades Eclesiales de base son, quizás, la organización religiosa que más se aproxima al terreiro. Como los terreiros, también gozan de autonomía; cada comunidad es una célula independiente de otra, tiene su organización de servicios y sus líderes. Como los terreiros, las CEB's pueden reunirse y confederarse entre sí, sin embargo, perdiendo cada una su autonomía. El riesgo consistiría en querer domesticarlas para cooptarlas en una entidad más amplia, la parroquia, por ejemplo. Se desearían que fueran una "red" o una "comuna" de comunidades volverse sólo un movimiento entre otros, un movimiento religioso de los pobres. Subordinadas a la parroquia, no serían más "un nuevo modo de ser iglesia", sólo una asociación piadosa, un sector perteneciente o adherente a la institución parroquial. 
  10. Una conclusión se impone: es deber nuestro preservar el patrimonio cultural transmitido por nuestros antepasados. Todo afroamericano debe asumir el compromiso de conocer mejor sus tradiciones, venerarlas y ponerlas en práctica primero en la familia, en seguida, en la comunidad a la que pertenece. Los quilombos ofrecen alternativas válidas para nuevas formas de relaciones de trabajo. Cuando la lógica del sistema neoliberal debilita los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores, los Quilombos apuntan a la formación de comunidades de trabajo de acuerdo al modelo solidario presentado por el Evangelio: todos trabajan pero, a la hora del pago, cada uno recibe de acuerdo a las horas trabajadas pero de acuerdo a la necesidad de cada uno: un denario o sea el salario correspondiente a las necesidades de un día. Esto exige la superación de la mentalidad del mercado del lucro y su substitución por el espíritu de la solidaridad. Todavía no será la globalización de la solidaridad. Pero será ya una poco de levadura de solidaridad en esta masa inmensa de egoísmo, de competencia y consumismo. Este fermento, asegura el Evangelio, irá transformando toda la masa. Esta semilla irá cambiándose en un árbol frondoso, esperamos.
     
  11. De modo semejante, el terreiro no debe causar miedo, ni desprecio entre los cristianos. El candomblé y otras formas originales de expresión religiosa de la cultura africana no pueden continuar siendo satanizadas por los cristianos. Un sociólogo, sacerdote, hizo la experiencia. Fue iniciado, hace cuatro años, en un terreiro de candomblé, en Bahía. Me confesó que, hasta entonces, no había encontrado nada que contradijese su fe de cristiano, nada que perturbara su condición de sacerdote. En nuestras iglesias hay poca expresión de solidaridad y todavía hay mucha exclusión. Quién se aproxima al culto no siempre encuentra quien le provea información que le dejen la voluntad de participar. Quién entra en nuestros templos, no busca ver dónde están los hermanos y las hermanas para saludarlo y hacerles compañía. Quién llega, procura ver donde hay lugares vacíos para ubicarse. Durante la celebración son pocas las señales de solidaridad y esas pocas son formales y no se viven con intensidad y emoción. En los actos penitenciales nadie pide excusas a nadie; en el abrazo de paz nadie va a reconciliarse con nadie antes de participar de la mesa de la eucaristía. La misma disposición en nuestras iglesias es anti-solidaria; la personas tienen que colocarse unas detrás de las otras y no frente a frente. No tienen que comunicarse, no pueden mirarse; la comunión es con Dios directamente, individualmente. Estamos juxtapuestos y no en communion. Terminada la función, nos volvemos rápidamente a casa con la certeza del deber cumplido. Y está solo. Ir a la iglesia es como ir al mercado a hacer compras: cada uno se provee de los productos que necesita y... pronto. No tiene nada que ver con los otros que, también, hacen sus provisiones espirituales en este mercado de las almas. Nada cambia en nuestro comportamiento. Sin hablar de las muchas normas excluyentes impuestas a los fieles: no puede ser padrino o madrina, no puede participar de tales sacramentos, la mujer no puede todavía ser instituida en los ministerios de los laicos y acólitos que todavía los ejerce en número superior al de los hombres. Entiendo que toda sociedad necesita tener sus normas y condiciones de filiación. De todos los invitados al banquete sólo uno no fue aceptado como iglesia; sin embargo, más que sociedad es comunidad. Su identificación procede de la fe en el Cristo resucitado, se reunen para celebrar la resurrección y se organizan para atestiguarla. La comunidad de los creyentes está abierta a todos los que acojen con fe al Señor resucitado y se disponen a hacer parte de sus discípulos. No hay otras normas o requisitos.
     
  12. Si conseguimos traducir en una práctica la mística del terreiro y del candomblé, damos un paso decisivo, un paso de calidad en dirección a la solidaridad global. Y si la mística del terreiro se hiciera presente en los millares y decenas de CEB's sería posible soñar con la meta de globalizar la solidaridad entre los pobres, entre quienes el Señor eligió para ser sus confidentes. Y estamos seguros de que esta solidaridad globalizada de los pequeños derrumbará las cercas y los muros de los alphavilles, de los condominios cerrados, invadirán el mundo de los ricos, los habitantes del primer mundo, transformarán la faz de la tierra. Los pequeños del nordeste brasileño ya profetizan cuando cantan "Yo creo que el mundo será mejor cuando el menor que sufre acredita al menor".
     
  13. ¡Globalizar la solidaridad! No se trata de un alternativa entre otras posibles: es el camino. Quién lo rechaza opta por la propia destrucción. El universo va en dirección de la Trinidad: igualdad, comunión, solidaridad. Quién se oponga oiga la oración transmitida por los labios de María: El derrumbó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes; a los hambrientos los cubrió de bienes y a los ricos los despidió con las manos vacías" (Lc 1, 52-53). La palabra de Dios no impide un mundo de globalización del mercado y de los bienes sólo para una minoría privilegiada, vamos a entrar en esta onda: GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD. Sin discriminaciones y sin exclusiones.

D. Jose María Pires
Conferencia hecha en el VIII EPA (Encuentro de Pastoral Afroamericana)
en Salvador, BA, el día 6 de septiembre de 2000

Traducido de Pastoral Afro-Brasileira - Globalizar a solidariedade (rtf)

Pastoral Afro Cali (XII EPA Colombia - Documentos)